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martes, 9 de mayo de 2017

La primera misión del cohete SLS y la nave Orión será tripulada

El programa SLS/Orión de la NASA pasa por un momento crítico. Hace pocos días que la agencia espacial anunció un retraso de un año en el primer lanzamiento del cohete SLS, la misión EM-1 (Exploration Mission 1), de finales de 2018 a finales de 2019. Al mismo tiempo la NASA estaba estudiando por orden de la administración Trump la posibilidad de que esta primera misión fuese tripulada. Recordemos que la primera misión con astronautas del programa, la EM-2, no estaba prevista hasta 2021 o 2023. Pues bien, aunque todavía no es oficial, se ha filtrado que, contra todo pronóstico, la NASA ha decidido que la primera misión del sistema SLS/Orión sea tripulada. 

Lanzamiento de la misión EM-1 del SLS con la nave Orión (NASA).

Prácticamente nadie esperaba este desenlace porque las normas de seguridad de la NASA requieren que un sistema de lanzamiento tripulado realice antes como mínimo una misión sin astronautas. Sí, el transbordador espacial viajó tripulado en su primer vuelo —la STS-1 Columbia en abril de 1981—, pero precisamente esa misión estuvo a punto de acabar en desastre por culpa de varios problemas no relacionados entre sí. Además, el número de modificaciones que habría que hacer tanto al SLS como a la Orión para que este primer vuelo sea tripulado es enorme. Y sin embargo, la NASA ha optado por la opción más arriesgada, un posible síntoma de lo desesperados que están.


Elementos del SLS Block 1 con la nave Orión (NASA).

Originalmente la misión EM-1, de unos 26 días de duración, debía llevar una nave Orión sin tripulación con un módulo de servicio europeo alrededor de la Luna siguiendo una curiosa trayectoria denominada DRO (Distant Retrograde Orbit). Esta misión sería el primer vuelo del SLS Block 1, capaz de colocar 70 toneladas en órbita baja. De acuerdo con este calendario, la primera misión tripulada, la EM-2, tendría lugar en 2021 como muy pronto y se prolongaría durante ocho días aproximadamente. En la EM-2 cuatro astronautas viajarían a bordo de la Orión alrededor de la Luna siguiendo una trayectoria de retorno libre. Este vuelo sería el primero de un SLS Block 1B, dotado de una etapa superior EUS (Exploration Upper Stage) en vez de la ICPS de la versión Block 1, lo que le permitirá situar 105 toneladas en órbita baja. No obstante, la NASA estaba considerando lanzar primero la sonda Europa Clipper con un Block 1B para poner a prueba la etapa EUS, lo que hubiese significado que la EM-2 se retrasase casi con toda seguridad a 2023.


Misión EM-1 original, sin tripulación. La nave Orión realizaría una trayectoria DRO (NASA).



Posible esquema de la misión EM-1 (Airbus Defence and Space).


Misión EM-2 original. Este podría ser ahora la trayectoria de la misión EM-1 (NASA).

Los acontecimientos se precipitaron cuando la empresa SpaceX anunció su intención de realizar un vuelo tripulado con turistas alrededor de la Luna en 2018. Todo el mundo sabe que es imposible que SpaceX tenga lista su nave Dragon 2 para una misión lunar dentro de apenas un año, pero está claro que, visto lo visto, no tendría muy complicado hacerlo antes de la EM-2. Y si SpaceX logra esta hazaña antes que el SLS/Orión —y por una fracción del coste— la viabilidad de este proyecto quedaría en entredicho de cara a la opinión pública y los políticos de Washington. Sin embargo la NASA anunció hace escasos días el retraso de la EM-1 de 2018 a 2019 por culpa de problemas relacionados con una herramienta de soldadura para la etapa central criogénica del SLS. Este hecho parece haber inclinado la balanza a favor de realizar una primera misión tripulada. Los encargados del programa parece que han pensado «total, si hay que retrasar el lanzamiento hasta 2019 sí o sí por problemas asociados al lanzador quizás tengamos tiempo para efectuar los cambios necesarios para una misión tripulada en 2020». Pero, ¿podrán hacerlo?



Infraestructura del programa SLS que habría que modificar para que la primera misión fuese tripulada (NASA).


Preparando la torre ML del SLS para su transporte a la rampa 39B (NASA).

La nave Orión será quien lleve el peso de las principales modificaciones. Habrá que dotarla de sistemas de soporte vital y de un nuevo módulo de servicio fabricado por la ESA, ya que el actual no dispone de los sistemas redundantes adecuados para un vuelo con astronautas. Queda por ver si la ESA decide acelerar la construcción del módulo de servicio (ESM)3 previsto inicialmente para la EM-2 o si considera que es mejor reconstruir el actual, que ya se encuentra en EE UU. Además, habría que modificar el transportador móvil ML (Mobile Launcher) para permitir el acceso de astronautas a la nave en la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy.



La nave Orión acoplada a la etapa ICPS antes de partir hacia la Luna (NASA).



Módulo de servicio europeo de la misión EM-1 (Airbus Defence and Space).

Por otro lado, ahora no está claro qué tipo de misión será la nueva EM-1 o si la NASA optará por usar la etapa ICPS o la EUS en este primer vuelo (aunque probablemente será lo último). Si se usa la ICPS —básicamente la segunda etapa de un Delta IV Heavy modificada— habrá que certificarla previamente para vuelos tripulados. Si se elige la EUS, que la NASA está intentando certificar para un primer vuelo tripulado, no está claro si estará lista antes de 2021 al tratarse de una etapa totalmente nueva. Lo que está meridianamente claro es que tome la decisión que tome la NASA, el futuro del programa SLS/Orión pende de un hilo.

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