En un informe detallado publicado el miércoles en su blog, el destacado periodista Seymour Hersh reveló que los gasoductos submarinos Nord Stream en el mar Báltico fueron blancos de bombardeos ordenados por la Casa Blanca y llevados a cabo por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. con la ayuda de la Marina del país norteamericano.
“Habrá consecuencias, simplemente no pueden evitar aparecer, a pesar de todas las numerosas negativas que siguieron inmediatamente por parte de funcionarios de Washington”, ha advertido este jueves el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov.
De acuerdo con el titular ruso, las acusaciones hechas en el informe “no fueron una sorpresa” para Moscú, ya que había quedado claro desde el principio quién se había beneficiado del sabotaje de los oleoductos rusos.
Refiriéndose a las declaraciones de la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, quien pidió el miércoles a la Casa Blanca que comentara sobre los “hechos” que había presentado Hersh, Riabkov ha dicho que además de EEUU, otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estaban implicados en este escandaloso sabotaje.
“La voluntad evidente y muy visible de los occidentales durante todo el tiempo posterior a los atentados de encubrir la investigación, frenarla”, y no permitir que Rusia participe, “fue también una clara señal de que el asunto estaba sucio”, ha aseverado al respecto.
A fines de septiembre de 2022, las empresas de Nord Stream 1 y 2, que habían estado proporcionando gas natural ruso barato a Alemania y gran parte de Europa Occidental durante más de una década, declararon una caída de presión en los tramos del gasoducto en aguas danesas del mar Báltico. Una investigación entre Suecia y Dinamarca determinó que las explosiones habían sido producto de un sabotaje intencional.
El Kremlin calificó de “peligroso” el sabotaje en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 y urgió a iniciar investigación a nivel internacional.
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