Fuente: Ria Novosti.
En su mensaje a la Asamblea Federal, Vladimir Putin por primera vez formuló de modo claro y exhaustivo la filosofía del Estado ruso, que no es otra que el conservadurismo.
No se trata de algo nuevo. Las anteriores declaraciones del presidente y toda la lógica del Kremlin siempre han indicado que este es el modo de pensar más afín para las autoridades rusas. Esta vez, el jefe del Estado reforzó la exposición de estos valores con citas del filósofo ruso Nikolái Berdiáev, según el cual el conservadurismo no obstaculiza el avance, pero sí impide el retroceso a las “tinieblas del caos” y el “Estado primitivo”.
A Vladimir Putin no le gusta el caos, siempre lo ha dicho. Y ahora vuelve a poner unos límites bien claros: “O tomamos una serie de decisiones importantes de manera colectiva o seguiremos deslizándonos hacia el futuro derrumbamiento de las cimientos del orden mundial, hacia el triunfo del derecho basado en la fuerza, la ley del puñetazo y la multiplicación del caos”.
Podemos recordar su artículo 'Rusia ante un mundo en transformación', publicado en febrero de 2012, en vísperas de las elecciones presidenciales. Putin se dirigió entonces a los países líderes del mundo occidental, sobre todo a EEUU para preguntarles con cierta perplejidad: ¿Qué están haciendo? ¿Por qué cualquier paso de importancia, desde la intervención en conflictos internos para promover la democracia y hasta un proyecto como la moneda europea, parecen apuntar a la destrucción de los principios del orden mundial? ¿Por qué se han convertido en un dolor de cabeza para todos y no hacen nada más que empeorar la situación?
Todos los cambios a peor
El presidente ruso, actuando de modo consciente o intuitivo, se basa en la visión de que hoy en día todos los cambios son a peor. El avance, en su opinión, no tiene valor propio si no es una herramienta de consolidación de unas bases sostenibles del desarrollo y si da el resultado contrario, ¿para qué se necesita semejante avance?
Las críticas a los viejos enfoques de las relaciones internacionales y problemas globales son justas, ciertas ideas han quedado obsoletas y resultan menos eficientes en la actualidad. El mundo ha cambiado mucho. Pero el problema es que no hay nada que sustituya a lo viejo: lo nuevo no forma una estructura, sino que genera confusión y ambigüedad. Y esto inevitablemente conlleva arbitrariedad y caos.
La tradición como apoyo
El mandatario ruso vuelve a resaltar en su mensaje los valores tradicionales un evidente intento de encontrar algo en que apoyarse. El conservadurismo por su naturaleza se opone a la idea de un mundo globalizado, cada nación y cada cultura son únicas y valoran sobre todo su identidad. De ahí que resulte lógico -no sólo por razones de carácter geopolítico y económico- la orientación a Asia que vuelve a proclamar Putin. Además, el presidente calificó la potenciación económica de Siberia y del Oriente Lejano como “la prioridad nacional para el siglo XXI”. El área del Pacífico es la única hoy en día que, participando de manera activa en los procesos globales, mantiene su propia tradición cultural. Y es precisamente esa combinación de economía moderna con un planteamiento arraigado en la historia nacional y unas prioridades inalterables lo que ve Putin como ejemplo para Rusia.
La parte dedicada a la política interior es muy concreta. Y la sección de política externa contiene una declaración importante. De las palabras de Putin se desprende que Rusia aspira a representar en la política internacional un sistema de conceptos opuestos a los que han dominado el panorama mundial hasta hace poco. Es un cambio de importancia, ya que hasta hoy en día, la política rusa ha estado libre de ideología y se ha basado sobre todo en el pragmatismo. La ideología es un arma de doble filo e impone sus condiciones. Sin embargo, en un mundo de imágenes e ideas, un país que aspira al liderazgo no puede limitarse a un mercantilismo desnudo. Así que tenemos que proponer una alternativa. Es arriesgado, ya que uno puede equivocarse. Pero Vladimir Putin, a pesar de su conservadurismo, no duda en arriesgarse.
*Fiodor Lukiánov es presidente del Consejo de Política Exterior y Defensa. Director de la revista Rusia en la política global, una prestigiosa publicación rusa que difunde opiniones de expertos sobre la política exterior de Rusia y el desarrollo global. Es autor de comentarios sobre temas internacionales de actualidad y colabora con varios medios noticiosos de Estados Unidos, Europa y China. Lukiánov se graduó en la Universidad Estatal de Moscú.
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