Antes habíamos visto como comer un poco de tierra puede considerarse bueno para la salud, ahora consideremos por qué comer heces fecales podría ser una importante herramienta para sanar diversos padecimientos. En los dos casos la clave tiene que ver con las bacterias y demás microorganismos que pueden encontrarse en las heces fecales y en la tierra, los cuales son vitales para mantener el balance del microbioma humano (el ecosistema que formamos junto a nuestra flora intestinal).
El New York Times reportó sobre un caso extremo en el que un paciente no respondía a antibióticos luego de contraer una infección de Clostridium difficil que la había dejado ya en un estado en el que tenía que utilizar una silla de ruedas por la constante diarrea que padecía. Su médico el Dr. Khortus de la Universidad de Minnesota, recurrió in extremis a un trasplante, en este caso de su esposo. Para poder darle la bacteria sana de su esposa, el Dr. Khortus mezlcó una solución salina con el excremento de su esposo. Increíblemente la diarrea desapareció en un día y no regresó. Al analizar los microbios de esta mujer, el Dr. Khortus descubrió que las bacterias de su esposo habían colonizado su intestino, precipitando la cura de su enfermedad.
Este procedimiento es conocido como bacterioterapia o trasplante fecal y ha cobrado cierta popularidad en los últimos como un medio efectivo para restaurar la flora intestinal –muchas veces dañada por el uso de antibióticos.
El Dr. Paul Jaminet señala que estas terapia bacterial puede hacerse también simplemente comiendo las heces fecales de una persona sana o insertándolas en el recto –aunque siempre es recomendable tener supervisión calificada. Recomienda tomar mucha agua después de comer las heces fecales para que las bacterias laven el estómago y rompan la barrera de ácido.
Los trasplantes fecales podrían ser los mejores probióticos disponibles, ya que suele ser difícil encontrar exactamente la cepa de bacterias necesaria y la mayoría sólo se basan lactatos. Algunos doctores recomiendan probióticos basados en la tierra (soil-based) o incluso los que se pueden obtener de alimentos fermentados como el kimchi, la col agria, los búlgaros o en México el pulque.
La importancia de los probióticos en la dieta no debe de subestimarse ya que mantener un equilibrio en nuestra flora intestinal es vital para tratar diversos padecimientos com la enfermedad de Crohn, la disbioisis, el síndrome de intestino irritable, candida e incluso diversas enfermedades mentales, como sugiere el trabajo de la Dra. Natasha Campbell.
El ser humano tiene 10 veces más células bacterianas que propiamente humanas y la gran mayoría de neurotransmisores son producidos en el intestino, a la vez que nuestro microbioma forma nuestro sistema inmune adquirido. Es importante recordar y saber que cuando nos alimentamos también estamos alimentando a este delicado ecosistema con el cual formamos un superorganismo.
Así que recuerda, con un aire de poesía escatológica, comer caca te puede hacer más fuerte. Y si tienes un amigo muy sano, quizás sea el momento de pedirle un regalo cuando vaya al baño. Lazos coprofílicos que sanan.
El New York Times reportó sobre un caso extremo en el que un paciente no respondía a antibióticos luego de contraer una infección de Clostridium difficil que la había dejado ya en un estado en el que tenía que utilizar una silla de ruedas por la constante diarrea que padecía. Su médico el Dr. Khortus de la Universidad de Minnesota, recurrió in extremis a un trasplante, en este caso de su esposo. Para poder darle la bacteria sana de su esposa, el Dr. Khortus mezlcó una solución salina con el excremento de su esposo. Increíblemente la diarrea desapareció en un día y no regresó. Al analizar los microbios de esta mujer, el Dr. Khortus descubrió que las bacterias de su esposo habían colonizado su intestino, precipitando la cura de su enfermedad.
Este procedimiento es conocido como bacterioterapia o trasplante fecal y ha cobrado cierta popularidad en los últimos como un medio efectivo para restaurar la flora intestinal –muchas veces dañada por el uso de antibióticos.
El Dr. Paul Jaminet señala que estas terapia bacterial puede hacerse también simplemente comiendo las heces fecales de una persona sana o insertándolas en el recto –aunque siempre es recomendable tener supervisión calificada. Recomienda tomar mucha agua después de comer las heces fecales para que las bacterias laven el estómago y rompan la barrera de ácido.
Los trasplantes fecales podrían ser los mejores probióticos disponibles, ya que suele ser difícil encontrar exactamente la cepa de bacterias necesaria y la mayoría sólo se basan lactatos. Algunos doctores recomiendan probióticos basados en la tierra (soil-based) o incluso los que se pueden obtener de alimentos fermentados como el kimchi, la col agria, los búlgaros o en México el pulque.
La importancia de los probióticos en la dieta no debe de subestimarse ya que mantener un equilibrio en nuestra flora intestinal es vital para tratar diversos padecimientos com la enfermedad de Crohn, la disbioisis, el síndrome de intestino irritable, candida e incluso diversas enfermedades mentales, como sugiere el trabajo de la Dra. Natasha Campbell.
El ser humano tiene 10 veces más células bacterianas que propiamente humanas y la gran mayoría de neurotransmisores son producidos en el intestino, a la vez que nuestro microbioma forma nuestro sistema inmune adquirido. Es importante recordar y saber que cuando nos alimentamos también estamos alimentando a este delicado ecosistema con el cual formamos un superorganismo.
Así que recuerda, con un aire de poesía escatológica, comer caca te puede hacer más fuerte. Y si tienes un amigo muy sano, quizás sea el momento de pedirle un regalo cuando vaya al baño. Lazos coprofílicos que sanan.
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