Las ventas de sofisticados misiles antiaéreos y armas rusos a China suponen una amenaza a la supremacía aérea de Estados Unidos.
Las armas rusas en manos chinas, como los sistemas de defensa aérea S-400, que se perfilan entre los mejores del mundo, y los aviones de combate de cuarta generación Sujoi Su-35, podrían conllevar “consecuencias significativas” para Washington, subraya un informe de investigación del Congreso de EE.UU.
El texto analiza los crecientes lazos militares entre Moscú y Pekín y considera que estos equipos militares avanzados también podrían permitir al gigante asiático adquirir una mayor capacidad militar en una eventual confrontación contra Taiwán o EE.UU.
Estos lazos allanan, asimismo, el camino para que China acelere el desarrollo de sus propias armas avanzadas, apostilla el documento, según ha recogido este martes el periódico estadounidense Financial Times.
Rusia reanudó el año pasado (2016) la venta de tecnologías militares avanzadas a China, ya que la geopolítica y la economía han tenido más peso que las preocupaciones sobre la presunta clonación china de armas rusas y la reproducción de estas armas mediante técnicas de ingeniería inversa.
Rusia confirmó en abril de 2015 la venta de seis baterías de misiles S-400 a China por un valor de 3000 millones de dólares, que se entregarán en 2018.
China y EE.UU. han estado lidiando en los últimos años con las disputas en el mar de China Meridional, donde Washington no reconoce las reclamaciones marítimas de China, mientras Pekín denuncia insistentemente la creciente presencia militar del país norteamericano cerca de sus fronteras y su injerencia en cuestiones regionales.
Además, Rusia y China han coincidido en criticar el despliegue del escudo antimisiles de EE.UU. en Corea del Sur, es decir, el sistemas de Defensa del Área de Gran Altitud Terminal, (THAAD, por sus siglas en inglés), con el pretexto de las crecientes tensiones entre ambas Coreas.
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