Pues nada, que
finalmente Trump cumple su amenaza y ataca a Siria.
Así es, lo
que Obama no fue capaz de hacer lo hace Trump.
Al menos 70 misiles Tomahawk
lanzados desde buques estadounidenses
posicionados en el mediterráneo han golpeado el aeropuerto militar de
Shayrat en la provincia siria de Homs.
El gobierno
estadounidense afirma que desde ahí partieron los aviones sirios que, según ellos,
efectuaron el ataque con gas sarín a una población siria en la provincia de
Idlib, dando por resultado la muerte de al menos 80 civiles, entre ellos
niños.
Está acción yankee es sin duda una violación al derecho internacional y un acto criminal, pues ninguna autoridad internacional les autorizó tal acción. Ni el consejo de seguridad de las naciones unidas ni la Organización para la Prohibición de Armas Químicas les facultaron para hacerlo, pues todavía no terminan la investigación para determinar quién fue el culpable; sin embargo, Trump afirma con toda seguridad que fue el gobierno sirio el responsable de tal barbarie, haciendo un llamado a las “naciones civilizadas” para que participen de la agresión a siria y para que legitimen este asalto.
Según Trump,
con esta acción está evitando más muertes de personas
inocentes, cuando la realidad es que los bombardeos de la coalición internacional
que él encabeza, causan constantemente víctimas civiles en Siria e Iraq. Además, ¿quién le ha puesto de juez y verdugo para juzgar a
los demás?
Este bombardeo a Siria
es simple y llanamente un acto de agresión a un país soberano por parte de una potencia
imperialista.
Pero ante estos hechos
cabe la pregunta, ¿por qué Rusia no hizo nada para impedirlo?
Esta era la
oportunidad para Vladimir Putin de comprobar la eficacia de su defensa antiaérea contra
las armas estadounidenses.
Según lo que
nos dicen los medios oficiales del Kremlin, los sistemas antiaéreos
rusos son capaces de derribar cualquier misil de crucero, cualquier misil balístico,
aviones y drones, incluyendo los de tecnología furtiva; y realmente lo
creo, pero si esto es así, ¿por qué no aprovecharon esta oportunidad para comprobarlo?
y, sobre todo, para marcarle una clara línea roja a Washington.
Sin duda los mandos militares
estadounidenses le avisaron a sus partes rusas acerca del inminente ataque para
así evitar “malos entendidos” y prevenir un posible
enfrentamiento entre ambos ejércitos, pues de no haberlo hecho, los radares
rusos de alerta temprana hubieran mandado la alarma y hubieran activado las
armas nucleares estratégicas para responder la agresión, pues
al ser lanzados los Tomahawk hacia siria se hubiera podido haber interpretado como
un ataque a las fuerzas rusas desplegadas en suelo sirio.
Así que,
con toda probabilidad Rusia dio aviso a Damasco acerca del inminente ataque y
les dio tiempo a abandonar el lugar.
También otra
pregunta que surge es ¿Por qué Siria no utilizó su defensa antiaérea para
derribar los Tomahawk si se supone fueron capaces de derribar un dron y un caza
F-16 israelí?
Por otro lado, esta falta
de respuesta por parte de Rusia manda un mensaje de debilidad a Washington,
algo que hasta ahora era impensable por parte de Moscú pues Putin
siempre se mostró dueño de la situación, como el director de la
orquesta, pero hoy no lo pareció. Debieron
derribar esos misiles para mostrar firmeza; aunque de antemano hubieran sido
avisados, no debieron permitirlo.
Ahora el mundo se
pregunta ¿Quién es el líder, Trump o Putin?
Estos próximos días serán muy
movidos en cuanto a la geopolítica, y el mundo estará esperando
una respuesta rusa.
LA Q HA LIAO EL POYITO...
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