Después de la elección de Donald Trump, el flujo de los fabricantes que se instalaban al sur de la frontera se redujo a unos cuantos. Ford Motor y Carrier, que quedaron en la mira de Trump en Twitter, desecharon sus planes de trasladar empleos a México, en dos ejemplos muy públicos de esa desaceleración.
Pero ahora el ritmo está volviendo a repuntar. Illinois Tool Works cerrará una planta de autopartes en Mazon, Illinois, este mes y se dirigirá a Ciudad Juárez. Triumph Group está reduciendo el personal de Spokane, Washington, que fabrica componentes de fibra compuesta para los aviones de Boeing y trasladará la producción a Zacatecas y Baja California. TE Connectivity cerrará una planta de sensores de presión en Pennsauken, Nueva Jersey, para dar preferencia a instalaciones en Hermosillo.
Si bien Trump no ha dejado de machacar con su consigna de “Estados Unidos primero” y el futuro de TLCAN sigue siendo incierto, "hay un optimismo cauteloso y una actitud de esperanza de que prevalecerán en Washington las cabezas más prudentes", dijo Ross Baldwin, presidente ejecutivo de Tacna Services, que facilita las reubicaciones.
Baldwin ha visto las evidencias: la actividad se paralizó en noviembre pero ahora está trabajando con dos clientes que se van a México. Tacna, con sede en San Diego, ayuda a manejar a 4 mil 500 trabajadores en México, donde los salarios de las fábricas son de aproximadamente un quinto de los de Estados Unidos. Eso podría explicar por qué el empleo en la manufactura mexicana creció 3.2 por ciento interanual en enero, mientras caía 0.3 por ciento en EU.
La reanudación del éxodo demuestra lo difícil que será para Trump invertir la tendencia macroeconómica sólo con sus discursos. Esta semana, anunció una inversión de Ford en las plantas de Michigan con mayúsculas: "¡EMPLEOS! ¡EMPLEOS! ¡EMPLEOS!" Sin embargo, los mil 200 millones de dólares crearán o conservarán solamente 130 puestos de trabajo. (Aunque Ford en noviembre canceló sus planes de construir una nueva planta de mil 600 millones de dólares en México, recibiendo elogios de Trump, emplea a más de 7 mil trabajadores en ese país).
Los planes de Trump de renegociar el TLCAN y sus referencias a aranceles punitivos no pueden borrar la necesidad de fabricar en países de costo más bajo, dijo Alan Russell, presidente ejecutivo de Tecma Group, de El Paso, Texas, que también ayuda a abrir y operar fábricas en México. Las empresas europeas recurren a la República Checa en busca de bajos salarios y Asia tiene a Vietnam, y Estados Unidos necesita que México siga siendo competitivo para los productos que requieren un uso intensivo de mano de obra, señaló.
"No se trata de sacar puestos de trabajo de Estados Unidos. Se trata de salvar a las empresas".
Russell ayudó a Firstronic a abrir una fábrica en Juárez en 2014 para fabricar tableros de circuitos para clientes como Audi y Tesla. Los trabajadores, que llevan guardapolvos de laboratorio marrones y usan correas de goma en los zapatos para protegerse de la electricidad estática, ganan unos 10 dólares por día por utilizar máquinas manejadas por computadora que insertan condensadores y resistencias en placas verdes y las sueldan en su lugar.
La expansión en Juárez -y las empresas conjuntas en la República Checa y China- incidió en que Firstronic, con sede en Grand Rapids, Michigan, obtuviera contratos más importantes de productores de autopartes y suministros médicos, dijo el presidente ejecutivo, John Sammut. Sus ventas están creciendo a un ritmo anual de 30 por ciento.
"Si sólo produjéramos en Estados Unidos, perderíamos la gran mayoría de las oportunidades de conseguir contratos", dijo Sammut. Con el aumento de la actividad, Firstronic recibe más ingresos y añadió puestos de trabajo en Grand Rapids, informó.
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