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domingo, 12 de marzo de 2023

Rusia usa a China y Kazajistán para comprar chips avanzados y deja en evidencia a Europa y sus sanciones

Oliver Wyman: "Simplemente con firmar nuevas sanciones no es suficiente"

Los países de la Unión Europea y del G-7 llevan meses introduciendo múltiples rondas de sanciones desde que Rusia dio comienzo a la invasión de Ucrania hace un año. Occidente busca con gran esfuerzo degradar la maquinaria de guerra rusa y socavar su economía. No obstante, según publican desde la agencia Bloomberg, los datos sugieren que el impacto real en algunas áreas hasta ahora está por debajo de lo que los funcionarios occidentales podrían haber esperado.

"Simplemente firmar nuevas sanciones no es suficiente", asegura Daniel Tannebaum, líder global de prácticas contra delitos financieros en la consultora Oliver Wyman. "Los gobiernos ahora necesitan mecanismos de cumplimiento".

Las exportaciones de China a Rusia se han incrementado con intensidad, ya que Pekín juega un papel cada vez más importante en los suministros a Moscú, según ha revelado un diplomático, que pidió no ser identificado por tratarse de información confidencial. Esos países fuera de la Unión Europea no han sancionado a Rusia, pero la mayoría ha negado repetidamente que estén ayudando al Kremlin.

La Unión Europea sancionó a casi 1500 personas, restringió las exportaciones de cientos de bienes y tecnologías y se centró en muchas de las principales fuentes de ingresos de Moscú. Pero a algunos funcionarios les preocupa la incapacidad del bloque de crear un aparato efectivo para hacer cumplir esas medidas.

La Unión Europea aún tiene recorrido por delante para alcanzar la capacidad de EEUU en esta materia. EEUU no solo aprueba sanciones, también tiene el suficiente músculo para conseguir que buena parte de estas sanciones se ejecuten y se hagan realidad con la ayuda de una agencia centralizada, procedimientos más eficientes para recopilar información, así como una legislación estricta y las herramientas para hacer cumplir las reglas en el país y en el extranjero.

El fracaso de la Unión Europea

En la Unión Europea, la aplicación y ejecución de las normas es un esfuerzo que recae sobre el mosaico de estados miembros que componen esta unión económica. Mientras que la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, supervisa la implementación y brinda orientación, las autoridades nacionales son responsables de identificar las infracciones e imponer sanciones. Y eso significa que los resultados son inconsistentes, aseguran desde la agencia Bloomberg.

En última instancia, se trata de voluntad política, comenta un funcionario de la Unión Europea involucrado en el proceso, y los funcionarios nacionales pueden verse presionados cuando se trata de tomar medidas duras contra sus propias empresas.

Por ejemplo, hasta hoy no se ha hablado con claridad de los posibles controles en las ventas de chips y maquinaria para fabricar semiconductores que Países Bajos exporta a China. Sin duda, Pekín podría estar usando a su vez esta tecnología para vendérsela a Rusia.

El gobierno de Países Bajos quiere evitar ahora que la tecnología holandesa se utilice en sistemas militares o armas de destrucción masiva, atendiendo así a las últimas peticiones de EEUU. A su vez, Holanda también quiere evitar perder su primera posición en la producción de herramientas de fabricación de chips de vanguardia. Países Bajos es una de las grandes potencias en esta materia.

"Nuestras sanciones son fuertes y contribuyen a una recesión económica sostenida en Rusia", comenta el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, en Bulgaria la semana pasada. "Pero su eficacia también depende de qué tan bien se apliquen".

Ventas de chips de Kazajistán

Visto desde lejos y sin profundizar, se podría creer que las sanciones parecen ser efectivas. La economía de Rusia se ha contraído y muchos de sus bancos y empresas siguen aislados de los sistemas financieros y comerciales internacionales. También hay pruebas de que las restricciones a las tecnologías europeas y estadounidenses han debilitado industrias rusas clave y han obstaculizado su capacidad de innovar en el futuro.

Pero la información recopilada por Trade Data Monitor, con sede en Ginebra, indica que algunos productos sancionados, en particular los semiconductores avanzados, se están desviando a Rusia a través de terceros países, muchos de los cuales cambiaron abruptamente sus hábitos comerciales luego de la invasión de Rusia.

En algunos casos, las exportaciones a Rusia de tecnologías que podrían utilizarse con fines militares en Ucrania han pasado de cero a millones de dólares. Kazajistán proporciona un ejemplo clave. En 2022, la nación de Asia Central exportó semiconductores avanzados por valor de 3,7 millones de dólares a Rusia, frente a los 12.000 dólares del año anterior al comienzo de la guerra.

Rusia compró un promedio de 163 millones de dólares en chips avanzados y circuitos integrados de la Unión Europea, EEUU, Japón y el Reino Unido cada año entre 2017 y 2021. En 2022, las exportaciones cayeron a solo un tercio de esa cantidad.

Sin embargo, los datos muestran que Turquía, China, Serbia, los Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán y media docena de otras economías de Europa del Este y Asia Central ayudaron a compensar el déficit. Mientras tanto, los envíos de componentes de alta tecnología a esos países desde las naciones aliadas aumentaron en una cantidad similar.

El mismo tipo de patrones es evidente en cientos de categorías de productos, pero es especialmente agudo cuando se trata de chips avanzados y circuitos integrados que pueden usarse con fines militares, asegura el diplomático.

Con la guerra de Rusia y Ucrania ahora en su segundo año, la Unión Europea y sus aliados se centran cada vez más en cerrar cualquier laguna y evitar que se eludan las sucesivas rondas de sanciones que han introducido.

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