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martes, 26 de diciembre de 2023

Por qué los reclamos de plataforma continental extendida de EEUU generan alarma y rechazo


Estados Unidos ha presentado reclamaciones sobre la plataforma continental extendida (E-C-S, por sus siglas en inglés) en el Ártico. Expertos dijeron a Sputnik que se trata de una maniobra que no cumple con los requisitos establecidos por las leyes internacionales y solo confirma la rapaz política expansionista del Gobierno de Joe Biden.

El Departamento de Estado norteamericano publicó el 19 de diciembre las coordenadas geográficas que determinan los límites exteriores de las plataformas continentales del país en siete áreas, más allá de los 370,4 kilómetros de la costa, conocida como plataforma continental extendida.

La plataforma continental extendida en cuestión cubre aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados y está ubicado predominantemente en el Ártico y el mar de Bering. Esta zona se considera de creciente importancia estratégica, además de que Canadá y Rusia también ostentan intereses en la región ártica pretendida por Estados Unidos.

¿Qué territorios reclama Washington?

Estados Unidos se ha asegurado unilateralmente derechos sobre el fondo marino en siete regiones: el Ártico, el océano Atlántico, el mar de Bering, el océano Pacífico, las Islas Marianas y dos áreas en el Golfo de México.

"La determinación de los límites exteriores de la plataforma continental extendida requiere datos sobre la profundidad, la forma y las características geofísicas del fondo marino y el subsuelo", apuntó el Departamento de Estado en su pronunciamiento.

"La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el Servicio Geológico de Estados Unidos (U-S-G-S, por su sigla en inglés) fueron responsables de recopilar y analizar los datos necesarios. La recolección comenzó en 2003 y constituye el mayor esfuerzo de mapeo costa afuera jamás realizado por Estados Unidos", abundó la dependencia federal.

No confundir la plataforma continental extendida y Zona Económica Exclusiva

La Plataforma Continental Ampliada no debe confundirse con la Zona Económica Exclusiva. Esta última es un área del océano, que se extiende unos 370,4 kilómetros más allá del mar territorial de una nación, dentro de la cual un país tiene plena jurisdicción sobre diversos recursos.

Estados Unidos cuenta con una de las Zonas Económicas Exclusivas más grandes del mundo (solo superada por Francia), con una extensión de 11.351.000 kilómetros cuadrados.

Cuando se trata de la plataforma continental extendida, la plataforma continental es la parte del fondo marino sobre la cual un Estado costero ejerce derechos soberanos. Se extiende hasta una distancia de 370,4 kilómetros desde la costa o más allá si la plataforma es naturalmente mayor que ese límite.

La plataforma continental extendida incluye solo el lecho marino y el subsuelo del área submarina reclamada por un Estado costero, mientras que la Zona Económica Exclusiva también incluye la columna de agua.

¿Cuáles son las reglas para los reclamos por la plataforma continental extendida?

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) contiene una definición legal de la plataforma continental extendida y establece las reglas para los Estados costeros que reclaman plataformas continentales más allá del límite de 370,4 kilómetros.

Primero, un país debe firmar y ratificar la Convención. Luego, dentro de los 10 años siguientes a tal ratificación, debería presentar reclamaciones sobre la plataforma continental ampliada.

Según el artículo 76 de la Convemar, la Comisión de Límites de la Plataforma Continental se asegura de que un Estado costero haya aplicado todos los requisitos técnicos y científicos necesarios, mientras ayuda en el proceso de delineación de sus límites exteriores.

Solo si el Estado costero cumple con los requisitos de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental y tiene en cuenta sus recomendaciones, los límites exteriores de su plataforma continental se consideran definitivos y vinculantes.

¿Es Estados Unidos parte de la Convemar?

Aunque el Departamento de Estado norteamericano cita disposiciones de la Convemar en su posicionamiento, Washington nunca firmó ni ratificó el acuerdo, luego de su adopción en Naciones Unidas en 1982.

En ese momento, la Administración de Ronald Reagan afirmó que no podía aceptar la Parte XI de la Convención, establecida para regular la minería de los fondos marinos en áreas más allá de la plataforma continental.

Al mismo tiempo, Washington señaló que solo aceptaría y actuaría de acuerdo con las disposiciones de la Convemar relacionadas con los "usos del océano fuera del fondo marino", como la navegación y el sobrevuelo.

Mientras tanto, después de una serie de consultas informales entre 1990 y 1994, las disposiciones de la Convención sobre minería en los fondos marinos se habían modificado en gran medida. Sin embargo, el Congreso de los Estados Unidos no ratificó el documento ni modificó las disposiciones en los años siguientes.

Un reclamo legalmente débil y problemático

Al comentar sobre la decisión de Estados Unidos de reclamar plataformas continentales ampliadas, el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson (WWICS), un grupo de expertos con sede en Washington, señaló que si bien el Departamento de Estado ha dado un "paso monumental", su importancia está socavada por los desafíos de implementación y credibilidad que enfrentará el país.

Esto lo entendieron como consecuencia de su continuo fracaso en ratificar la Convemar, en la que se establece el proceso para arbitrar reclamos de la plataforma continental extendida, entre muchas otras áreas de importante gobernanza marítima.

Según la profesora Abbie Tingstad, del Ártico del Centro Wilson, "al carecer de la adhesión a la Convención sobre el Derecho del Mar, tanto los aliados como los adversarios de Estados Unidos pueden percibir el anuncio como una elusión de las reglas y normas de la gobernanza y la toma de decisiones marítimas internacionales".

En un artículo de opinión, Tingstad sugirió que la situación que se está desarrollando podría causar "problemas" para la cooperación en el Ártico, enfatizando que la Convemar es un principio central de la gobernanza en la región. "En un mundo de decisiones difíciles, el anuncio ofrece un camino accidentado", advirtió la semana pasada.

Rusia alerta sobre el accionar unilateral de EEUU

Rusia ha expresado su preocupación por la maniobra de Washington para asegurar derechos sobre la plataforma continental, rica en recursos, en el Ártico.

"La expansión unilateral de las fronteras en el Ártico es inaceptable y sólo puede conducir a un aumento de la tensión. Es necesario, en primer lugar, demostrar la pertenencia geológica de estos territorios, tal como lo hizo Rusia", dijo a Sputnik el jefe de la comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta del Parlamento ruso, Grigori Karasin.

Llamó la atención sobre el hecho de que las reclamaciones de Moscú sobre el Ártico fueron examinadas por una comisión de las Naciones Unidas de conformidad con la Convemar y basándose en un tesoro de pruebas reunidas.

Por su parte, Estados Unidos no solo despreció el procedimiento, sino que ni siquiera es parte de la Convención. Por lo tanto, la medida del Departamento de Estado norteamericano crea un precedente legal negativo, según el parlamentario eslavo.

Mientras tanto, los comentaristas militares rusos se refirieron a la creciente expansión de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la región ártica. El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, el general Valéri Gerasimov, afirmó anteriormente que Occidente está aumentando su presencia militar en el Alto Norte y desarrollando infraestructura militar allí.

Por su parte, Rusia ha desplegado sus tropas en la región no para demostrar fuerza, sino para garantizar la seguridad del desarrollo económico, incluida la navegación en aguas de la Ruta del mar del Norte y la ejecución de proyectos en el ámbito de la exploración y producción de recursos naturales, según el mando.

Las afirmaciones unilaterales de Washington que pasan por alto las disposiciones de la Convención sobre el Derecho del Mar parecen demostrar una vez más la asertiva política exterior de la Administración Biden, que se lleva a cabo desafiando el derecho y el orden internacionales.


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