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jueves, 12 de abril de 2012

Algunas razones para el ataque a Libia


Ante la curiosa situación histórica en la que la UE, OTAN y ONU dan cobertura militar a un golpe de Estado buscamos analizar algunas de las múltiples razones que han llevado a estos organismos a apoyar a quienes intentan derrocar a este satrapa que además de robar a su pueblo para su beneficio y el de su familia ha financiado a grupos terroristas de izquierda como la Fracción del Ejercito Rojo, las Brigadas Rojas o el IRA.

Gaddafi quiso nacionalizar en 2009 petroleras de EEUU, Reino Unido, Canadá, Alemania, Noruega, España e Italia (He aquí el motivo de la guerra!)

El líder libio planteó la nacionalización de las compañías petroleras de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, España, Noruega, Canadá e Italia en el año 2009.

El 25 de enero de 2009, Muammar Al Gaddafi anunció que su país estaba estudiando la nacionalización de empresas extranjeras debido a la bajada de los precios del petróleo.

“Los países exportadores de petróleo deberían optar por la nacionalización debido a la rápida caída de los precios del crudo. Hay que poner el tema sobre la mesa y discutirlo seriamente”, afirmó Gaddafi.

“El petróleo debería ser propiedad del Estado en este momento, así podríamos controlar mejor los precios mediante el incremento o la disminución en la producción”, dijo el líder libio.

Estas declaraciones preocuparon a las principales empresas extranjeras que operan en Libia: la anglo-holandesa Shell, la británica British Petroleum, las estadounidenses ExxonMobil, Hess Corp, Marathon Oil, Occidental Petroleum y ConocoPhillips, la española Repsol, la alemana Wintershall, la austríaca OMV, la noruega Statoil, la italiana Eni y la canadiense Petro Canadá.

En 2008, la empresa petrolera estatal Libyan National Oil, ya elaboró un informe sobre el tema en el que altos funcionarios sugerían modificar los acuerdos de producción compartida con las empresas extranjeras para aumentar así los ingresos del Estado. Fruto de estos cambios en los contratos, Libia ganó 5.400 millones de dólares en ingresos petroleros adicionales.

El 16 de febrero de 2009 Gaddafi dió un paso más allá e hizo un llamamiento a los libios a respaldar su propuesta de desmantelar el Gobierno y dar la riqueza petrolera directamente a los 5 millones de habitantes del país.

Sin embargo, su plan para entregar los ingresos del petróleo directamente a los libios tropezó con la oposición de altos funcionarios, que podrían perder sus puestos de trabajo debido a un plan paralelo de Gaddafi para limpiar al Estado de corrupción. Algunos funcionarios, entre ellos el Primer Ministro Al-Baghdadi Ali al-Mahmoudi y Farhat Omar Bin Guidara, del Banco Central, dijeron a Gaddafi que la medida podría perjudicar a largo plazo la economía del país debido a la “fuga de capitales”.
‘No tengais miedo a redistribuir directamente el dinero del petróleo y a crear estructuras de gobierno más justas y que respondan a los intereses del pueblo”, dijo Gaddafi en un Comité Popular.

Los Comités Populares son la columna vertebral de Libia. A través de ellos los ciudadanos son representados a nivel de distritos.

“La Administración ha fracasado y la economía del Estado ha fallado. Ya es suficiente. La solución pasa por que los libios reciban directamente los ingresos del petróleo y decidan qué hacer con ellos”, dijo Gaddafi en un discurso transmitido por la televisión estatal.

Para ello, el líder libio instó a una reforma radical de la burocracia del gobierno.
Pese a ello, finalmente, altos funcionarios del Gobierno libio votaron por retrasar los planes de Gaddafi. Sólo 64 ministros de un total de 468 que integran el Comité Popular votaron a favor de esa medida. 251 vieron positivas las medidas pero optaron por demorar su ejecución.

Ante el rechazo del Comité, Gaddafi afirmó ante un acto público: “Mi sueño durante todos estos años era dar el poder y la riqueza directamente al pueblo”. Llevandose el dinero a cuentas en Suiza no parece muy creible...



Ante la mezquina estrategia adoptada por quiénes teniendo las manos manchadas de sangre tratan ahora de justificar lo injustificable. Atribuyen a los bombardeos de Libia un carácter legal que los diferenciarían de la guerra de Iraq. La resolución aprobada por la ONU, por lo demás innegablemente vergonzante e indigna, sólo autorizó acciones militares aéreas ajustadas a una única finalidad. Y esa finalidad fue definida por la misma ONU: proteger a la población civil sin establecer diferencias entre los bandos enfrentados. No podía ser, además, de otra forma.

Establecido con claridad el marco legal debemos, con respecto al marco fáctico, aclarar con la misma luminosidad que, cuando los bombardeos fueron iniciados, el conflicto afectaba única y exclusivamente a la ciudad de Bengasi. Así pues era sobre dicha ciudad donde, para proteger a los civiles, podían efectuarse acciones militares. Los bombardeos efectuados por las fuerzas USA-OTAN sobre Zubarah, Trípoli, Misrata, Sirta, etc fueron ejecutados sobre ciudades donde, con carácter priorístico, tales cuerpos militares tenían conocimiento de la ausencia incontestable de conflictos armados que conllevaran riesgo para la población civil. Tales actos de guerra al no ajustarse a la finalidad impuesta por la ONU en su resolución, quedaron excluidos de la cobertura legal otorgada por ella. Constituyen y siguen constituyendo una GUERRA ILEGAL, exactamente igual que la de Iraq. ¡Qué no mientan más!. ¡Qué estamos hastiados de sus mentiras!.

Las víctimas civiles generadas por los mismos, a las cuales tenían la obligación de proteger y no de matar, son los cuerpos de un posible delito contra la humanidad que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional tiene la inexcusable obligación, a menos que se reconozca públicamente como PARTE, de investigar, investigar e investigar. No os dejeis engañar. Arrojad al estiércol a todos esos politiquillos ineptos e impresentables que nos obligan a vivir matando a nuestro vecino y a robarles el pan a sus huérfanos y viuda.
 
 
Gadafi en la ONU
 
23-11-2009

El líder libio, Muammar Gadafi, en su primera intervención ante la ONU desde que asumió el poder hace casi cuarenta años, apuntó contra el poder “antidemocrático” del Consejo de Seguridad del organismo, al que instó a transferir sus poderes a la Asamblea General, en la que están representados todos los miembros de la organización. "El preámbulo (de la Carta) dice que todos los países son iguales independientemente de si son pequeños o grandes", señaló Gadafi en medio de aplausos. Gadafi, que leyó una copia de la Carta de la ONU, dijo que "el veto va en contra de la Carta, no lo aceptamos y no lo reconocemos". El dirigente libio dejó caer varias veces su copia de la Carta sobre el atril antes de lanzarla por encima de su hombro.

"El poder de veto debería ser anulado", insistió Gadafi, cuyo país cuenta con un escaño temporal en el Consejo de Seguridad de la ONU y formará parte del mismo hasta finales de 2010. Sólo cinco países tienen un puesto permanente en este organismo y poder de veto: Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Rusia ("casualmente" las potencias triunfantes en 1945). "El Consejo de Seguridad no nos dio seguridad sino terrorismo y sanciones", denunció Gadafi, quien actualmente ocupa la presidencia de la Unión Africana, durante su intervención en la primera jornada de la Asamblea General de la ONU. El dirigente libio, que habló justo después del presidente estadounidense, Barack Obama, consideró que el hecho de que "65 guerras" hayan estallado desde que se creó la ONU hace más de 60 años demuestra que sus principios fundadores han sido traicionados.
“Estos países recurren a la guerra y disfrutan del poder de veto. Empezaron guerras que costaron la vida a millones de personas”, aseguró Gadafi en su intervención, durante la cual leyó una copia de la Carta de Naciones Unidas, para resaltar que los principios de paz e igualdad entre naciones que promulga el preámbulo se contradice con el funcionamiento del organismo. “¿Cómo nos podemos sentir felices si el poder está en manos de una decena de países?”, se preguntó el mandatario norafricano, que se expresó en contra de reformar el Consejo de Seguridad, aumentando el número de sus miembros permanentes, y de “trasladar el poder a la Asamblea General”, deseo que, por otro lado, no le impidió voltearse a la tribuna y arrojar un libro al presidente de la Asamblea General, el también libio Ali Abdesalam Treki. Pese a su ataque a las potencias, Gadafi declaró que Obama, de padre nigeriano, “es nuestro hermano”.

Por otro lado, el presidente libio sostuvo que el virus H1N1 “podría haberse fabricado en laboratorios militares o por las farmacéuticas para vender vacunas”. Pidió también que se averigüe quién asesinó al presidente John F. Kennedy, o que se excarcele al ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio Noriega, además de asegurar que no tiene “nada contra los judíos”, y que un día “ellos pueden necesitar a los árabes”.

El discurso de Muammar Gadafi se centro alrededor de los siguientes puntos:

* Es necesario y urgente reformar Naciones Unidas para convertirlo en una institución verdaderamente democrática.
* La igualdad de las naciones ante la ONU es incompatible con el derecho de veto en el Consejo de Seguridad y con la existencia de miembros permanentes en el organismo.
* Las decisiones de la Asamblea de la ONU deben estar por encima de las del Consejo de Seguridad.
* El Consejo de Seguridad es un auténtico Consejo del Terror, que no ha impedido la proliferación de guerras en el mundo, mencionando un total de 65 conflictos armados durante la existencia de Naciones Unidas. Todo lo contrario, sus miembros natos iniciaron guerras que se han saldado con millones de muertos.
* La invasión de Afganistán no tuvo nada que ver con el 11S, los que atacaron a EEUU no eran ni talibanes ni afganos.
* La sede de la ONU debería situarse fuera de EE.UU.
* Ningún país tiene derecho a invadir a otro para resolver problemas internos (mencionando a Irak o Afganistán).
* Israel está cometiendo un auténtico genocidio contra el pueblo palestino a quien castiga con políticas inhumanas.
* África y América Latina deben ser compensadas por los años de colonización y saqueo.

Al final de su intervención, el líder libio rompió la copia de la carta del organismo mundial
 


La resolución de la ONU

El 17 de marzo, después de varias semanas de discusiones en las que emergieron diferencias importantes entre las distintas potencias, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha dado luz verde un ataque militar aéreo en territorio libio, usando como cobertura “razones humanitarias” y la “protección de civiles”, explícitamente en Bengasi, el corazón del levantamiento popular contra Kadafi. La resolución 1973 habilita a que Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otras potencias occidentales “empleen las medidas que crean necesarias”, lo que incluye bombardeos y ataques con misiles disparados desde los buques de guerra estacionados en el Mediterráneo desde que estalló el levantamiento contra Gadafi a mediados de febrero, aunque ante el temor de que sea visto como otra guerra imperialista en un país musulmán, se excluye la invasión con tropas terrestres.

Esta resolución fue aprobada con 10 votos a favor, entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Líbano. Alemania, Brasil, la India, Rusia y China se abstuvieron, estos dos últimos, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, evitaron usar su poder de veto que hubiera hecho imposible su aprobación.

Además, cuenta además con el apoyo de la reaccionaria Liga Árabe y las petromonarquías del Consejo de Cooperación del Golfo, entre los que se encuentran nada menos que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que han mandado tropas para ayudar a la monarquía de Bahrein, miembro del Consejo y aliado fundamental de Estados Unidos, para sofocar la revuelta popular que desde hace más de un mes sacude a este pequeño reino, sede del cuartel general de la V Flota norteamericana.

El Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, compuesto fundamentalmente por exfuncionarios de la dictadura de Gadafi  y “notables” que incluyen abogados, jueces y sectores burgueses opositores al régime, ha venido pidiendo a las potencias occidentales que intervengan, generando la ilusión de que los gobiernos capitalistas podrían actuar a favor de alguna causa popular. Pero mientras tanto se han ocupado de comprometerse con los representantes de estos gobiernos, a que el nuevo régimen que eventualmente surja, respetará, al igual que Kadafi, los intereses económicos y geopolíticos capitalistas. La justificación “humanitaria” para la intervención  en Libia es una gran hipocresía. Mientras Obama se “preocupa” por los civiles libios, apoya la represión de la monarquía de Bahrein contra su propio pueblo y sigue las guerras de Irak y Afganistán donde han muerto decenas de miles de civiles por los bombardeoss. Por su parte, Sarkozy, que ahora posa de “abanderado” de la “democracia árabe” y fue el primero en reconocer al CNT, sostuvo hasta último momento al régimen de Ben Ali en Túnez, con el cual tenía relaciones estrechas..

El verdadero objetivo de la intervención militar de las potencias capitalistas, apoyadas por sus aliados reaccionarios como las dictaduras y las monarquías de la Liga Árabe, es abortar el desarrollo del levantamiento popular armado, y evitar que una eventual caída de Gadafi  pueda derivar en el surgimiento de un régimen que cuestione sus intereses y los negocios de las grandes petroleras como la italiana ENI y la francesa TOTAL. Intervienen para garantizar que el gobierno que reemplace a Gadafi  sea tan docilcomo este. Más aun, a nivel regional, una intervención imperialista en Libia sería una avanzada contra los procesos revolucionarios que se vienen desarrollando en varios países árabes y musulmanes, para imponer las salidas controladas o desvíos y mantener el sometimiento de estos países.

La oleada revolucionaria que sacude el mundo árabe está dejando al desnudo los verdaderos intereses de las principales potencias. No solo eran hasta hace escasas semanas los principales socios de los regímenes autocráticos contra los que se están levantado las masas, sino que siguen defendiendo regímenes reaccionarios, como hace Estados Unidos con las monarquías de Bahrein o de Arabia Saudita, para preservar a sus agentes más importantes que le garantizan sus intereses en la región. La izquierda reformista, entre ellos el PS, el Partido de Izquierda y el Partido Verde en Francia, le dan crédito a la “carta humanitaria” y consideran que ante la superioridad militar de Gadafi es lícito que la dirección rebelde pida asistencia al imperialismo y de esa manera actúan de cobertura “progresista” del ataque militar, como antes hicieron en la ex Yugoslavia y Kosovo.

Cualquier gobierno que surja avalado por una intervención militar no será más que un títere al servicio de los intereses de las grandes potencias y corporaciones capitalistas.


 

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