Para Palestina, el mes de Noviembre de 2012 pasará a la historia
como un mes victorioso, y ello por varios importantes acontecimientos.
En primer lugar, y pese al nuevo bombardeo masivo de la franja de Gaza,
que ha provocado casi doscientos muertos y más de mil heridos, el
desigual enfrentamiento ha sido celebrado como una gran victoria militar
por la resistencia palestina.
Tras años de apartheid y un salvaje bloqueo de Gaza, y acostumbrados a defenderse con palos y piedras, algunos misiles lanzados desde la franja han alcanzado Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades ocupadas, hasta el punto de que más de cuatro millones de israelíes, entre ellos el presidente Netanyahu, han sido durante días presas del pánico y obligados a acudir a los refugios cada vez que sonaban las sirenas, lo que algunos analistas interpretan como una deliberada acción de propaganda para justificar un ataque masivo a medio plazo.
Paradójicamente, y en una situación de palestinos masacrados e israelíes escondidos, el hijo del ex-primer ministro israelí Ariel Sharon, Gilad Sharon, perdió los papeles y declaró en el 'Jerusalem Post' que el régimen de Tel Aviv "debe aplastar toda Gaza de la misma manera que Estados Unidos destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima, con el bombardeo nuclear en 19452. No hacen falta comentarios a sus palabras, que, por desgracia, reflejan el sentimiento de una parte importante de la sociedad israelí.
El segundo gran acontecimiento ha sido la aparición de Fatah y Hamás en público para celebrar la victoria y escenificar la reconciliación nacional palestina tras años de división e incluso enfrentamiento alentado por los servicios secretos anglo-sionistas. Siempre es una buena noticia que los dirigentes de un país ocupado desde hace más de sesenta años empiecen a remar en una misma dirección.
Niño porta una bandera palestina sobre las ruinas de un edificio en Gaza
Pero, sin duda, el gran acontecimiento que cabe destacar en la esfera
internacional ha sido el reconocimiento de Palestina como estado
observador en el seno de las Naciones Unidas, lo que puede significar el
primer paso hacia la creación de un Estado Palestino en un futuro no
muy lejano.
El voto favorable de 138 países ratificó la solidaridad internacional
con la causa palestina, contra 9 votos en contra, entre los que se
encuentran evidentemente los de Estados Unidos e Israel, y 41
abstenciones, entre las que caben destacar las de Reino Unido y
Alemania.
Como era de esperar, la doble moral de Estados Unidos se ha vuelto a
poner de relieve, como siempre ocurre en los momentos cruciales respecto
al conflicto de conflictos. Y es que, aunque el apoyo y la promesa
constante al futuro Estado Palestino es algo recurrente siempre que
Obama o Hillary hablan al mundo, en esta ocasión no solo han votado en
contra del estatus de observador, sino que se ha filtrado la presión que
recibió el presidente palestino Mahmud Abbas para que retirara la
solicitud, bajo amenaza de suspender la ayuda financiera que recibe
Cisjordania
Algunas fuentes aseguran que el Premio Nobel de la Paz en 2009 fue más allá cuando pidió a algunos países europeos y miembros de la OTAN oponerse a la petición palestina y votar en su contra. Alemania y Reino Unido se han abstenido, Francia votó a favor porque así lo prometió Hollande en su campaña electoral, y España votó a favor por coherencia histórica y compromiso con la Paz.
La posición de Estados Unidos no es algo que deba sorprender, teniendo
en cuenta el largo historial de resoluciones de las Naciones Unidas
respecto a Palestina que no han podido ser ejecutadas por su oposición
en el Consejo de Seguridad.
El reconocimiento ha sido considerado una derrota diplomática en
Israel, cuyo gobierno, como de costumbre, no ha tardado en adoptar
represalias con el anuncio de la construcción de nuevos asentamientos
ilegales en territorio palestino. Y, como siempre, la reacción
internacional de condena ha sido unánime. Y, como siempre, el Estado
artificial nacido en 1967 seguirá con su expolio territorial sin que
nadie se lo impida...
Y como siempre, el niño cruel y consentido, será por su padre protegido…
Nagham Salman es jefa de proyectos europeos de investigación y analista política especialista en asuntos de Oriente Medio.
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