Rusia ha desplegado este lunes varias decenas de soldados en Afrin, ciudad de mayoría kurda en el noroeste de Siria.
Según ha informado la página Web Al-Masdar News, más de 150 soldados rusos han sido enviados a Afrin donde se han dispersado para posicionarse en diferentes partes de esta ciudad.
Fuentes militares kurdas indican que los uniformados rusos, que se han unido a sus connacionales anteriormente desplegados en esta ciudad, tienen como objetivo asistir a las fuerzas kurdo-sirias en reforzar los puestos defensivos en las zonas orientales de esta urbe.
Del mismo modo, parte de los militares rusos prestarán servicios como instructores y en la finalización del proyecto de construcción de una base militar del Ejército de Rusia en Afrin, que será utilizada para entrenar a las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en inglés).
El aumento de las fuerzas rusas en Afrin, de acuerdo con analistas, podría servir de una medida disuasoria para que Turquía y los grupos “rebeldes” sirios que apoya no lleven a cabo ataques contra esta ciudad por temor a causar bajas en las filas del Ejército ruso.
Turquía y el llamado Ejército Libre de Siria (ELS) comenzaron el domingo y han continuado este lunes sus ataques con artillería contra los puestos kurdos en los alrededores de la ciudad de Azaz, zona bajo el control del ELS.
En reacción, las YPG han anunciado que iniciarán una contraofensiva para expulsar a Turquía y sus aliados del norte de Siria y de este modo conectar los dos cantones kurdos del noroeste y noreste de Siria.
Turquía no quiere permitir a las YPG que unan Afrin a la ciudad de Kobani (norte), porque a su juicio, formarían un Estado kurdo unido con el apoyo del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), grupo que Ankara cataloga como terrorista.
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