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viernes, 14 de diciembre de 2018

¿Con quién está en deuda Emmanuel ‎Macron?‎

por Thierry Meyssan

Emmanuel Macron, hoy presidente de Francia, es presentado a menudo como un ‎‎Rothschild Boy. Ciertamente lo es, pero no es eso lo más importante. Emmanuel ‎Macron le debe su campaña electoral principalmente a Henry Kravis, jefe de uno de los ‎mayores emporios financieros de la globalización, y a la OTAN. Esa onerosa deuda ‎hace hoy aún más difícil la solución de la crisis de los “Chalecos amarillos”.‎



Emmanuel Macron no estaba destinado a la política. En su juventud, quiso ser filósofo, más tarde ‎alto funcionario y finalmente banquero de negocios. Para alcanzar su objetivo, Emmanuel Macron ‎se acercó a las hadas madrinas del Tío Sam: la French-American Foundation y el German Marshall ‎Fund of the United States.‎

Frecuentando esos círculos se relacionó con Henry y Marie-Josée Kravis, en la residencia de la ‎pareja en Park Avenue, Nueva York [1]. Sempiternos apoyos del Partido Republicano estadounidense, los Kravis clasifican ‎entre las más grandes fortunas del mundo que hacen política fuera de las cámaras y micrófonos de ‎los medios de prensa. Junto a Blackstone y el Carlyle Group, la firma de los Kravis, KKR, es uno de ‎los principales fondos de inversiones del mundo entero. ‎

‎«La curiosidad de Emmanuel sobre la “can do attitude”, la capacidad de decirse a sí mismo que ‎si uno quiere hacer algo puede hacerlo, era fascinante. Pero él tiene una voluntad para saber, para ‎entender lo que funciona sin por ello imitarlo o copiarlo, que lo hace seguir siendo muy francés», ‎declara hoy Marie-Josée Drouin (la señora Kravis) [2].‎

Con el respaldo que representaba la doble recomendación de los Kravis y de Jean-Pierre Jouyet ‎‎ [3], Emmanuel Macron pasa a ser parte del restringido ‎círculo del equipo de campaña de Francois Hollande. En un correo electrónico dirigido a la ‎entonces secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, el director de planificación política ‎Jake Sullivan describe a los cuatro principales miembros del equipo de campaña del candidato ‎socialista a la elección presidencial francesa Francois Hollande. Una de esas cuatro personas es el ‎entonces desconocido Emmanuel Macron. Sullivan estima que Macron está llamado a convertirse ‎el director general del Tesoro («the top civil servant at the Finance Ministry») [4].‎

Pero cuando Francois Hollande se convierte en presidente de Francia, Emmanuel Macron es ‎nombrado segundo del secretario general de la presidencia de la República [5], un cargo mucho más político. Parece que Emmanuel Macron ambicionaba ‎ser el sucesor de Jean-Pierre Jouyet como director de la Caja de Depósitos y Consignaciones, ‎puesto que finalmente acaba en manos del secretario general de la presidencia. Días después, ‎Macron es invitado al encuentro del Club de Bilderberg. La invitación es resultado de una ‎proposición de la pareja Kravis y Macron hace ante el Club de Bilderberg una violenta intervención, ‎en un inglés perfecto, contra… su jefe, el presidente francés Francois Hollande. A su regreso a ‎París, Macron presenta su dimisión. ‎

La pareja Kravis se cuenta entre los principales sostenes del Club de Bilderberg, Marie-Josée ‎Drouin-Kravis es incluso miembro de su consejo de administración. Es importante señalar que –‎a pesar del mito– el Club de Bilderberg no es un grupo de decisión. Sus archivos demuestran que ‎el Club de Bilderberg fue creado por la CIA estadounidense y el MI6 británico, para convertirse en ‎un instrumento al servicio de la OTAN, que se ocupa directamente de la seguridad de sus ‎encuentros [6]. La intervención de Macron encontró buena ‎acogida entre sus oyentes. Macron se convierte así en uno de los hombres de la OTAN ‎en Francia. ‎

Después de dimitir, Macron ya no quiere seguir en el mundo de la política. Explica repetidamente ‎a quienes le rodean que quiere ser profesor en alguna universidad. Con ayuda del ensayista Alain ‎Minc, quien también cuenta desde 2008 con la bendición de Bilderberg, Macron obtiene un puesto ‎en la universidad de Berlín y otro en la London School of Economics, pero no logra que ‎lo contraten en Harvard.‎

Sin embargo, en agosto de 2014 –tres meses después de haber «dejado la política»–, el ‎presidente Francois Hollande nombra a Macron ministro de Economía, Industria e Informática, a ‎propuesta de Jean-Pierre Jouyet, también bendecido por el Club de Bilderberg desde 2009. ‎

En un libro publicado en 2018, Hollande asegura que esa nominación de Macron fue idea suya ‎‎ [7]. Aunque es posible eso querría decir ‎que nadie informó a Hollande que Macron había arremetido contra él ante el Club de Bilderberg. ‎Pero Fleur Pélerin, amiga personal de Hollande y entonces ministro, también estuvo presente en aquel ‎encuentro. ‎

En diciembre de 2014, Henry Kravis crea su propia agencia de inteligencia, el KKR Global Institute, y ‎la pone bajo la dirección del general David Petraeus, ex director de la CIA. Como director del KKR ‎Global Institute, utilizando los medios privados de Kravis (el fondo de inversiones KKR) y ‎sin informarlo al Congreso estadounidense, David Petraeus prosigue contra Siria la operación «Timber ‎Sycamore», iniciada en su momento por la administración Obama. Esta operación es el tráfico de ‎armas más grande de toda la historia, en el cual se implican al menos 17 países, y mueve ‎hacia Siria varias decenas de miles de toneladas de armas, por valor de miles de millones de ‎dólares [8]. Kravis y Petraeus se ganan entonces el dudoso mérito de ser los principales ‎proveedores de los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh) [9].‎

En junio de 2015, Edouard Philippe, diputado y alcalde de la ciudad francesa de Le Havre, asiste –‎como invitado del presidente del Club de Bilderberg, el francés Henri de Castries– a la reunión del ‎Club realizada en Austria. Edouard Philippe será nuevamente invitado del Club de Bilderberg ‎en Alemania, en mayo de 2016. Ese mismo año, durante la campaña con vista a la elección ‎presidencial francesa, Henri de Castries y Edouard Philippe respaldarán al ex primer ministro ‎Francois Fillon. Pero lo dejan solo en cuanto Jean-Pierre Jouyet [10] entrega al semanario humorístico Le Canard enchaîné ‎los documentos que la Inspección de Finanzas había reunido sobre los nebulosos empleos de la ‎señora Fillon [11]. Los dos se pasan ‎entonces al bando de Emmanuel Macron. ‎

En abril de 2016, Macron funda su formación política –En Marche!–, cuyo marketing es una copia ‎al carbón del de la formación israelí Kadima!, de Ariel Sharon, un partido que dice no ser de ‎derecha ni de izquierda. Su programa electoral repite la canción de la OCDE [12] y del Instituto Montaigne, cuyo presidente es… ‎Henri de Castries. Y es precisamente en la sede del Instituto donde tiene lugar la fundación del ‎partido político de Macron. A pesar de eso, Henri de Castries le hace creer a Fillon que todo ‎no pasa de ser una coincidencia y que él no apoya a Macron. Castries incluso llegar a hacerle ‎creer durante meses a Fillon que está dispuesto a convertirse en su primer ministro. ‎

Inicialmente, no hay control sobre el financiamiento de En Marche! Supuestamente se trata de ‎una simple asociación, que puede por ende recibir donaciones del extranjero. Los nombres de los ‎donantes no se reportan al fisco. Entre ellos está el archi-multimillonario Henry Kravis. ‎

Durante su campaña electoral, Emmanuel Macron se reúne regularmente con el ex director ‎general del FMI, Dominique Strauss-Kahn («DSK»). Esas sesiones de trabajo se mantienen ‎en secreto hasta que el diario Le Parisien acaba revelándolas, mucho tiempo después. ‎Dominique Strauss-Kahn aporta a Macron el respaldo de los altos funcionarios públicos y, ‎simultáneamente, el de los grandes empresarios franceses. Se trata de la misma alianza ‎sociológica que aupó al régimen de Philippe Petain –quien colaboró con la ocupación nazi ‎durante la Segunda Guerra Mundial–, alianza que se reconstituyó en los años 1980 alrededor de la ‎Fundación Saint-Simon. ‎

En junio de 2018, el ministro de Educación Nacional y Juventud, Jean-Michel Blanquer es invitado –‎a propuesta de Henri de Castries– a la reunión anual del Club de Bilderberg, en Italia. Blanquer –‎jurista, especializado en derecho constitucional– ha trabajado siempre con las ciencias políticas y ‎la pedagogía. Fue uno de los tres directores centrales del ministerio de Educación, más tarde ‎director de la prestigiosa Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales (ESSEC, siglas ‎en francés) y conocía desde hace mucho a Castries, con quien hizo amistad en el Instituto ‎Montaigne.‎

Cuando estalla en Francia la crisis de los “Chalecos amarillos” [13], rápidamente se hace evidente que el problema es realmente profundo y que ‎no podrá resolverse sin cuestionar la globalización financiera, cosa que el presidente Macron ‎no puede hacer. Durante su campaña electoral, Macron había sorprendido una vez a sus ‎donantes, durante una cena organizada en Nueva York, al poner en tela de juicio la ‎financierización de la economía. Aquello era sólo retórica electoral. La pareja Kravis lo llamó ‎rápidamente a capítulo. La financierización es precisamente lo que permite las leveraged buy-‎out (compra apalancada o compra financiada por terceros) que permitieron al matrimonio Kravis ‎alcanzar la posición que actualmente ocupan. ‎

Ante la revuelta de los Chalecos Amarillos, lo más conveniente para el presidente Macron será ‎sacrificar a su primer ministro, convirtiéndolo en chivo expiatorio en previsión de las próximas ‎elecciones, de las que saldrán los eurodiputados en mayo de 2019 y en las que el partido de ‎Macron será seguramente derrotado. ‎

Pero, aparte de que todavía quedan 5 meses por delante, ¿a quién poner como primer ministro? ‎Cuando la OTAN financia tu campaña electoral y además selecciona tu primer ministro, más vale ‎no poner a otro sin consultarlo con ella. El candidato ideal para el cargo de primer ministro ‎de Francia sería entonces Jean-Michel Blanquer. ‎
Thierry Meyssan

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