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martes, 11 de diciembre de 2018

Privan de invisibilidad al sofisticado destructor estadounidense Michael Monsoor



Los marineros estadounidenses celebraron la botadura del destructor Michael Monsoor en el astillero Bath Iron Works, en Maine (EEUU). Por razones económicas, la parte superior del buque fue elaborada de acero y no de materiales compuestos. Así, la nave se quedó sin su mayor ventaja: la tecnología furtiva, según constatan los expertos.

Esta es la tercera y última embarcación estadounidense de la clase Zumwalt. Estos navíos están diseñados para destruir blancos tanto marítimos como terrestres y dar cobertura a grupos navales.

Debido a su sofisticada construcción, la fabricación de los tres buques costó alrededor de 4.000 millones de dólares, lo que puede equipararse con un precio de portaviones de la clase Nimitz o de dos submarinos atómicos.

El plan de construir un total de 32 destructores se limitó a tan solo tres barcos, así como las capacidades de los buques también se vieron reducidas. Los proyectiles para los sistemas LRAP resultaron tener un coste enorme de 1,2 millones de dólares.

Los proyectiles convencionales no mostraron la suficiente eficacia, de manera que los constructores decidieron armar el buque con misiles de crucero. No obstante, los sistemas de lanzamiento Mk57 también sufrieron cambios por razones económicas.

De este modo, el 'superbuque' se convirtió en un 'subdestructor' con un blindaje deficiente y falta de seguridad, según concluye el columnista del medio ruso RG, Antón Valaguin.

La botadura de la nave se aplazó durante varios años debido a numerosos desperfectos. Por su parte, el segundo destructor del proyecto se estropeó poco después de comenzar su andadura. Los analistas coinciden en que los problemas constantes se deben a lo sofisticado que es el proyecto, además de la falta de presupuesto.

El medio The Drive publicó un artículo en el que se explica por qué el nuevo destructor estadounidense se hizo 'menos furtivo'.

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