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lunes, 25 de febrero de 2019

Rusia y China en el Ártico, "un punto negro dentro de la estrategia de dominación global de EEUU

EEUU impedirá que Moscú y Pekín lleguen a dominar y controlar el Ártico. Lo prometió el comandante de la Armada norteamericana en Europa y África, James Foggo. En declaraciones a la prensa, arremetió contra el proyecto chino Ruta de la Seda Polar, en el cual Rusia es su principal aliado.

El mencionado plan comprende la creación de un "corredor comercial entre China y Europa a través del océano Ártico", así como la cooperación del gigante asiático con países de la zona en la extracción de hidrocarburos y minerales, además de colaborar en temas como pesca y turismo, "respetando las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas y adoptando las medidas de protección ambiental", según la parte china.


El que en su ambición China mire sobre todo a Rusia es comprensible. Y es que pasa por sus aguas territoriales en el Ártico la Ruta Marítima del Norte. Conecta los océanos Pacífico y Atlántico. Basta un solo ejemplo para mostrar su importancia logística. En agosto de 2013 el buque mercante Yong Sheng zarpó del puerto chino de Dalián y llegó al puerto de Róterdam, el más grande de Europa, en 33 días. Mientras que el mismo trayecto a través del Canal de Suez llevaría unas dos semanas más.

La intensidad del tránsito en la zona no deja de crecer, algo que se debe, entre otros factores, a la inauguración por Rusia en la península de Yamal, en el Ártico, de una poderosa planta de gas licuado. Se utiliza a la Ruta Marítima del Norte para suministrar su producción tanto a China como a Europa, avanzándose en aumentar los clientes.

Lo que le hace a la zona ártica cada vez más atractiva desde el punto de vista comercial son los pasos de las autoridades rusas para asegurar la navegación durante todo el año. El país euroasiático ya posee de la mayor flota de rompehielos del mundo y está trabajando en ampliarla. Es en este marco en que, por ejemplo, está a punto de ponerse en funcionamiento el rompehielos nuclear Ártico, el más grande del mundo. Pero todas sus características serán superadas por Líder, rompehielos de propulsión atómica de 209 metros de longitud, 47,7 metros de anchura, 20,3 de altura y con una velocidad de unos 45 kilómetros por hora, cuya construcción debe iniciarse en 2020.

El objetivo es conseguir que para 2030 la Ruta Marítima del Norte acoja un tránsito anual de 80 millones de toneladas, frente a las 18 millones actuales, a lo cual también ayuda el calentamiento global, señaló en conversación con Radio Sputnik el politólogo ruso Ígor Shatrov, al apuntar que este último factor es el que podría acabar convirtiendo al Ártico en "Oriente Medio del siglo XXI".

"El calentamiento global hace más accesibles las inmensas riquezas naturales que hay en la región. Y resulta que Rusia tiene la soberanía sobre la mayor parte de ellas. Además, tiene la capacidad de operar en la zona, con lo cual tiene asegurado su poderío para muchos años. Es allí donde nuestros llamados socios occidentales se ponen cada vez más nerviosos", indicó.

Entre otras cosas, el almirante James Foggo constató que las aguas del Ártico no son lo suficientemente profundas para la mayoría de los barcos estadounidenses, al tiempo que, por ejemplo, China sí que tiene "una gran variedad de navíos capaces de transitar" por la zona.

En otras palabras, los norteamericanos ya no pueden creerse "los dueños y señores" de "los mares del mundo", manifestó a Radio Sputnik el analista español Javier Colomo Ugarte.

El también doctor en Geografía e Historia enfatizó que el Ártico, "una zona que empieza a estar abierta" y cuya importancia desde todos los puntos de vista "va a ir aumentando", es "un punto negro dentro de la estrategia de dominación global" de EEUU, puesto que no lo controla, ni tampoco tiene "posibilidades" para ello, al menos a corto plazo. Rusia y China, a su vez, tienen una "ventaja" que seguramente tratarán de mantener o hasta aumentar, agregó.

En tanto, no hay lugar a dudas de que Washington intenta posicionarse en la zona. Hace unos meses, el portaviones Harry Truman entró en el Ártico, donde, según testimoniaron desde la Marina estadounidense, se sintió mejor que los buques que lo acompañaron, viéndose obligados sus tripulantes a romper con sus manos el hielo que se apoderaba de cañones, cubiertas y helipuertos. Y en verano de 2019 se tiene previsto mandar allí un grupo de ataque de portaaviones.

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