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miércoles, 21 de agosto de 2019

El programa hipersónico de EEUU... ¿una simple copia de los avances soviéticos?



Las declaraciones del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, relativas a que los últimos desarrollos rusos de armas hipersónicas constan en gran medida de tecnologías estadounidenses "robadas", son una mentira doble.

Más bien al contrario, los desarrollos hipersónicos de EEUU se basan en descubrimientos soviéticos, afirma el columnista del periódico Vzglyad Alexéi Anpilógov.
Intentos hipersónicos de EEUU

El primer piloto en realizar un vuelo suborbital en un avión hipersónico fue el estadounidense Joseph Walker en 1963. Resultó posible con la ayuda del desarrollo original de aviones hipersónicos en EEUU, denominado X-15.

La velocidad máxima que alcanzó el X-15 fue de 6,72M —7.274 km/h—. Sin embargo, después de una serie de accidentes y desastres, incluyendo algunos con víctimas humanas, el programa del X-15 se cerró.

El segundo proyecto estadounidense de aviones hipersónicos, igualmente controvertido y fracasado, fue el X-20 Dyna Soar. El X-20 debía ser una continuación del X-15, pero nunca llegó a despegar.

Y finalmente, el proyecto hipersónico más ambicioso de EEUU fue la creación del X-30, un avión hipersónico de pasajeros. Su peso de despegue superaba las 136 toneladas, su longitud de fuselaje ascendía a casi 50 metros, y la envergadura, a 22 metros.

Por culpa de múltiples problemas no solucionados, especialmente la falta de un motor adecuado, el programa fue cancelado.

Avances soviéticos

En la URSS, para el desarrollo de su propio motor hipersónico, que comenzó en la década de los 70, se decidió utilizar misiles antiaéreos mucho más asequibles que los cohetes (que la URSS simplemente no tenía).

El proyectil antiaéreo S-200 de dos etapas, que entonces ya se había quedado obsoleto, se utilizó como misil de base para las pruebas. El equipo hipersónico experimental recibió el nombre Jolod (Frío, en ruso).

El 28 de noviembre de 1991, a 10 días de la muerte oficial de la URSS, en el campo de pruebas de Sary Shagan (Kazajistán), se produjeron las primeras pruebas a gran escala del motor hipersónico soviético.

Y el Jolod logró volar. Ya en las primeras pruebas alcanzó una velocidad de 5,6M (6.860 km/h) y una altura récord de 35 kilómetros, comparable al récord mundial del caza supersónico MiG-25.

Así, los soviéticos, y más tarde los rusos, conquistaron la tecnología hipersónica, destaca Anpilógov.
Mientras tanto, en EEUU

Mientras tanto, los estadounidenses se dieron cuenta de repente de que perseguían ilusiones bellas pero irrealizables. A principios de la década de 1990, el proyecto X-30 fue finalmente enterrado y olvidado.

Los estadounidenses comenzaron a trabajar en un dispositivo hipersónico mucho más modesto, el X-43A, que despegaba no solo desde el aeródromo, sino desde una mesa de lanzamiento de aire —el bombardero B-52—.

Durante toda la década de los 90, los estadounidenses compraron cualquier resultado obtenido por el avión hipersónico Jolod a la Rusia ya independiente. Y resultó que el programa X-43A, que se convirtió en clave para todos los desarrollos posteriores de dispositivos hipersónicos estadounidenses, no se construyó sobre sus propios desarrollos, sino sobre la tecnología de la Unión Soviética y Rusia, concluye el autor del artículo.

Hasta la fecha, EEUU tiene varios desarrollos hipersónicos formales. Sin embargo, no ha habido ningún progreso significativo en ninguno de los programas durante la última década.

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