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viernes, 12 de junio de 2020

EEUU compite con Rusia y China en inteligencia artificial



El Departamento de Defensa de EEUU acaba de develar su nueva estrategia de Inteligencia Artificial (IA), con el fin de mantener el paso y competir con los avances de Rusia y China.


El Pentágono ha dejado escritos sus planes en el documento 'Aprovechar la Inteligencia Artificial para avanzar en nuestra seguridad y prosperidad', que forma parte de la 'Estrategia de inteligencia artificial del Departamento de Defensa 2018'.

Todos los planes estratégicos de Trump y el Pentagóno van dirigidos contra Rusia y China: desde la 'Revisión de la Postura Nuclear', pasando por la 'Estrategia de Defensa Nacional' hasta la reciente 'Revisión de Defensa Misilística'.

Ahora, también la reciente Estrategia de Inteligencia Artificial del Pentágono va puntualmente dirigida contra China y Rusia. Uno de sus fines consiste en "acelerar la adopción de la Inteligencia Artificial", "proteger la seguridad" de EEUU y "preservar el acceso a los mercados", cuando la Inteligencia Artificial "cambia rápidamente una amplia variedad de negocios e industrias" y "cambiará el carácter del futuro campo de batalla y el ritmo de las amenazas".

Su transformación correrá a cargo del Centro Conjunto de Inteligencia Artificial (JAIC, por sus siglas en inglés) que encabezará y coordinará los "proyectos piloto", en particular la obsesión de EEUU por la defensa contra los ciberataques.

La estrategia manifiesta del Pentágono radica en proteger a EEUU mediante la "disuasión por el terror ('deterring') y en ganar las guerras cuando falla la disuasión por el terror". De ahí que EEUU siempre haya estado "al frente de los avances tecnológicos" para "garantizar una ventaja duradera competitiva en el ámbito militar".

La Inteligencia Artificial "forma parte de tal avance tecnológico" y se refiere a "la capacidad de las maquinas para desempeñar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, ya sea digitalmente o con un 'software' inteligente detrás de sistemas físicos autónomos".

"Rusia y China realizan inversiones significativas en Inteligencia Artificial para propósitos militares" que "amenazan con erosionar" las "ventajas operativas y tecnológicas de EEUU", así como "desestabilizar el libre y abierto orden internacional". "Junto a sus aliados y socios, EEUU deberá adoptar la Inteligencia Artificial para mantener su posición estratégica, prevalecer en los futuros campos de batalla y salvaguardar este orden".

En la fase de desorden global de Trump, faltaría definir qué significa 'aliados' y 'socios' cuando el "orden internacional libre y abierto" hace agua por doquier.

Este renglón es sumamente interesante, ya que Rusia nunca había sido citada en EEUU ni en Europa ni en Asia como un fuerte competidor en la militarización de la Inteligencia Artificial, lo cual era muy extraño, ya que el presidente ruso, Vladimir Putin, había enunciado en una escuela de niños que el país que controle la Inteligencia Artificial dominaría el mundo.

En forma anómala, el fundador de Google, Eric Schmidt, desdeñó citar a Rusia al visualizar la competencia de la Inteligencia Artificial solamente entre EEUU y China por lo que aboga, curiosamente, con The Economist, portavoz de los globalistas, por la participación de la Unión Europea que puede quedar rezagada.

​La estrategia del Pentágono usará "la Inteligencia Artificial centrada en los humanos" en cuatro maneras:

"Apoyar y Proteger a los Miembros del Servicio y a los Civiles de EEUU en el Mundo: reducir el riesgo de daños colaterales"

"Proteger a EEUU y Salvaguardar a sus Ciudadanos: mejorar la capacidad de predecir, identificar y responder a amenazas físicas y cibernéticas desde un amplio rango de fuentes que pueden interrumpir la infraestructura de EEUU", como las "redes financieras, las rejas eléctricas, procesos electorales  y sistemas médicos"

"Crear una Organización Eficiente y Fluida".

"Convertirse en Pionero en la Escala de la Inteligencia Artificial a Través de una Empresa Global".

Un rubro asombroso se centra en las pretensiones al liderazgo en ética militar y seguridad de la Inteligencia Artificial del Pentágono cuando, en la fase de Trump, EEUU reniega de sus previos tratados y compromisos y exhibe un unilateralismo supremacista.

¿Se pueden conciliar el trumpismo supremacista de los 'evangelistas sionistas' con la 'ética' para la Inteligencia Artificial del Pentágono?



La guía ética del Pentágono para la Inteligencia Artificial contempla la participación de otros militares foráneos, así como del sector privado, de la academia, aliados y socios y de la "comunidad global de la Inteligencia Artificial", amén de "promover la transparencia en la investigación de la Inteligencia Artificial" que tome en consideración los "efectos emergentes" que surgen "cuando dos o más sistemas interactúan", en particular "cuando se introduce la Inteligencia Artificial en contextos militares".

¿Qué sucederá con las leyes domésticas/regionales/globales frente al advenimiento de la "transición tecnológica basada en la Inteligencia Artificial"?

¿Aceptará EEUU "rebajarse" a negociar estos temas tan trascendentales con sus dos principales competidores en Inteligencia Artificial, como son China y Rusia?

¿Existirá un nuevo orden tripolar de la Inteligencia Artificial global de China/Rusia/EEUU?

Una mención especial está dirigida a los "principales desafíos de investigación en Inteligencia Artificial mediante la célebre Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés)", con un historial exitoso de 60 años y que "ha jugado un rol preponderante en la creación y avance de las tecnologías de la Inteligencia Artificial" y que dio luz a la nueva era de internet. Uno de sus componentes es 'Inteligencia Artificial Next' destinado a "transformar las computadoras de herramientas especializadas a socios en la resolución de problemas".

El Pentágono le procura un recuadro especial al DARPA. En realidad, se trata de una triada: la Agencia de Actividad de Proyectos de Investigación Avanzados de Inteligencia (IARPA, por sus siglas en inglés), los Laboratorios de investigación de Servicio Militar, en conjunción con DARPA.

Un rubro importante es la "asociación con las empresas privadas lideres del sector tecnológico".

​En forma impactante, James Inhofe, senador republicano de Oklahoma y mandamás del muy influyente Comité de Servicios Armados del Senado, comentó: "Sabemos que China está delante de nosotros, pero preferiría ver otras áreas donde China y Rusia están delante de nosotros. Y esta pudiera ser la artillería".

¿Cuáles serán tales 'áreas' donde China y Rusia ya se han adelantado a EEUU?

El azorante alunizaje de China en la parte oscura de la luna, que sembró literalmente a EEUU en la carrera espacial, exhibió que los alegatos de "transferencia de tecnología" de Trump son pueriles. En paralelo, el prodigioso avance de las armas supersónicas/hipersónicas de Rusia, como el deslizador Avangard, ha dejado regazado 20 años atrás a EEUU.

Llama más la atención que Trump siga perorando sobre el "liderazgo de EEUU en Inteligencia Artificial", que exultó durante la firma de una Orden Ejecutiva sobre Inteligencia Artificial, más bien de corte propagandístico y electoralista, lo cual es contradicho por el senador James Inhofe.

Un coadyuvante del Pentágono es la Unidad de Innovación de Defensa (DIU, por sus siglas en inglés) que "acelera la adopción de tecnología comercial al ámbito militar" y cuyos contratos son otorgados en menos de 90 días.

Pareciera que la nueva estrategia del Pentágono utilizará todas sus redes comerciales de alto nivel con el fin de aprovechar al máximo la Inteligencia Artificial con propósitos militares.

Llama la atención que una estrategia tan grandiosa y tan definitiva para el futuro cuente con un presupuesto raquítico —muy lejos de los 2.000 millones de dólares prometidos en los próximos cinco años, lo cual significa que EEUU está muy corto de dinero— de 90 millones de dólares para el presente año fiscal, en especial si se compara con los 1.375 millones de dólares que un acuerdo bipartidista del Congreso ha asignado para la construcción de 88,6 km del muro ignominioso transfronterizo en la región del Valle Central de Texas, cuando el mismo Trump inició su puja por 25.000 millones de dólares, que luego redujo a 5.700 millones que le fueron rechazados por el Congreso.

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