El 6 de agosto, los ministros de Exteriores del G7 acusaron a Irán del ataque contra la embarcación y afirmaron que el comportamiento del país persa representa una amenaza para la paz y la seguridad a nivel global.
"Condenamos enérgicamente la declaración infundada de los ministros de Relaciones Exteriores del G7 (...), que contiene acusaciones infundadas contra la República Islámica de Irán", dijo Jatibzade, citado por la agencia de noticias Mehr.
El 1 de agosto, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, acusó a Teherán del ataque perpetrado el pasado 29 de julio en el mar Arábigo contra el buque petrolero Mercer Street, de la compañía Zodiac Maritime, perteneciente al magnate israelí Eyal Ofer.
Israel cree que el barco fue atacado debido a que lo operaba una empresa perteneciente a un israelí. Irán ha negado su participación en el ataque y prometió responder a cualquier acción hostil de Israel.
El 4 de agosto Israel pidió al Consejo de Seguridad de la ONU imponer sanciones contra Teherán que, a su vez, refuta todas las acusaciones tachándolas de infundadas.
EEUU, el Reino Unido y Rumanía también responsabilizan a Irán del ataque, en el que perdieron la vida los dos tripulantes del Mercer Street y que, según sus consideraciones, fue realizado con el uso de un vehículo aéreo no tripulado.
Las tensiones en la región aumentan en el contexto de la investidura del nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisi, y un alza en la tirantez entre Irán y Occidente por el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales.
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