El ministro venezolano de Defensa, Vladimir Padrino López, sostuvo el miércoles, en Caracas, capital, encuentro con los representantes de Rusia y Bielorrusia en Venezuela, con el fin de afianzar los acuerdos de cooperación que se tienen con las naciones.
Asimismo, hizo hincapié en un mensaje emitido en Twitter que solo a través de las relaciones sanas se puede abrir camino a un orden mundial signado por el respeto a las soberanías de las naciones.
“La coacción, el intervencionismo y las sanciones criminales son la vía contraria a la estabilidad del planeta en todos sus buenos propósitos ¡UNIDOS VENCEREMOS!”, denunció el ministro venezolano.
Por su parte, el embajador ruso en el país bolivariano, Serguéi Mélik-Bagdasárov, consideró, en la misma red social, su reunión como “excelente y fructífera”, lo que buscó estrechar los lazos entre Moscú y Caracas e impulsar los acuerdos bilaterales estratégicos que fortalecen la soberanía e independencia de ambos países.
En esta línea, la embajada de Bielorrusia en Venezuela destacó, mediante un comunicado, que su embajador, Andrei Molchan, y Padrino López discutieron la agenda de cooperación bilateral y medidas prioritarias para intensificarla.
Caracas es víctima de sanciones de Estados Unidos y la Unión Europa, en varios sectores, incluidos el petrolero. Dados esos embargos, el país bolivariano no puede tener intercambios comerciales con otros países, lo que, según las autoridades venezolanas, ha obstaculizado la compra de vacunas contra el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, además de aumentar la pobreza y problemas económicos en este país.
Ante tal situación, Rusia es uno de los mayores aliados de Venezuela y ha plantado cara al injerencismo del país norteamericano, sus planes golpistas e intervencionistas y sanciones económicas contra el Gobierno de Nicolás Maduro; de hecho, ha ofrecido varias veces “apoyo consistente” a la nación venezolana ante las presiones de Washington.
Mientras EE.UU. manifiesta su inquietud por la presencia creciente y “alarmante” de Moscú en América Latina, el país euroasiático denuncia que Washington trata a los países latinoamericanos como si fueran su patio trasero.
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