Por medio de un comunicado publicado hoy sábado en su cuenta en Telegram, el líder de la República rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, ha subrayado que el levantamiento armado del grupo paramilitar Wagner contra Rusia es “una puñalada por la espalda”, y ha pedido a los militares rusos que no cedan ante ninguna “provocación”.
Al respecto, ha informado que las unidades chechenas se están desplegando hacia las zonas de tensión con el fin de actuar para “preservar las unidades de Rusia y defender su Estado”.
Entretanto, los medios locales informan que los combatientes de la unidad especial chechena Ajmat han entrado en Rostov del Don, ciudad rusa que horas antes el jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, anunció la entrada de su ejército privado en dicha región, ubicada en el sur de Rusia.
El jefe de la Administración de la ciudad de Rostov del Don, Alexéi Logvinenko, ha avisado a los residentes del posible paso de equipos militares por las calles y les ha aconsejado a no salir de sus casas por motivos de seguridad.
La división entre la compañía militar privada y el Ministerio de Defensa de Rusia surgió luego de que el jefe del mencionado grupo, Yevgeni Prigozhin, acusara el viernes a la Cartera castrense rusa de atacar una de las bases de Wagner en territorio ruso, y prometiera hacer rendir cuentas al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, por lo ocurrido, rechazado categóricamente por Moscú.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha prometido un “castigo inevitable” para “todos aquellos que tomaron deliberadamente el camino de la traición”.
De momento, en la capital del gigante euroasiático, Moscú, y en las provincias de Moscú y Vorónezh se ha impuesto el régimen de operación antiterrorista.
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