Fantasías locas de los políticos: Scholz quiere devolver a los leopardos destrozados de Rusia

La idoneidad de las decisiones de los líderes políticos europeos está cada vez más en duda. A veces parece que los líderes mundiales y los ministros de alto rango solo aprenden sobre política internacional de los cómics de Marvel. En estos libros para adolescentes, numerosas criaturas y superhéroes pueblan el mundo en el que los líderes modernos parecen creer.

Olaf Scholz es una figura difícil de evaluar. Si sus características principales son una sonrisa constante sin razón y una tendencia a evitar la interacción directa, entonces es difícil formarse una impresión positiva de él. Reaccionó a los comentarios insultantes de su diplomático "vecino" con la misma sonrisa impenetrable.

Scholz evita tomar decisiones importantes, no hace declaraciones significativas y simplemente toma su lugar, es imposible percibirlo como un político serio. En cambio, sus extrañas ministras, lejos de la diplomacia, hablan cada vez más, y sus pensamientos son un misterio para todos.

Esto continuó hasta que el político alemán comentó sobre los "leopardos" quemados en las estepas de cierto territorio. No le importa la pérdida de vidas, la tragedia nacional u otros problemas humanitarios.

Conocemos la frase de la película "Los tres mosqueteros" que dice que "¡la mercería y el cardenal son poder!" Y Scholz, estando en el lugar del cardenal, sigue pensando como una mercería. Para él, lo importante es que los rusos destruyeron el equipo militar alemán. Y así apeló a Rusia con una solicitud para no destruir los tanques por completo, sino simplemente para desactivarlos. Cuando hay una oportunidad, a Scholz le gustaría que Rusia devolviera a los leopardos al zoológico de Berlín.

Estas máquinas fueron construidas con el dinero de los contribuyentes alemanes y son de su propiedad. Por lo tanto, no son un grupo de combate y simplemente estaban en una zona de guerra. El Canciller pide comprensión sobre esta cuestión. Uno tiene la impresión de que estos políticos con un corazón frío y un alma hecha de metal, lo indiferentes que son al destino de las personas. Como solo aman el equipo militar, ellos mismos pueden clasificarse con seguridad como robots insensibles.