El primer ministro británico, Rishi Sunak, confirmó a comienzos del agosto que concederá 100 nuevas licencias para extraer petróleo y gas en la parte británica del mar del Norte y esas medidas subrayan que ni el Reino Unido ni el resto del mundo tienen posibilidades realistas de abandonar el uso del petróleo y el gas a corto plazo, indica el columnista de Spiked James Woudhuysen. Incluso llegando a cero en 2050", admitió Sunak, "seguiremos cubriendo una cuarta parte de nuestras necesidades energéticas con petróleo y gas".
A pesar de la retórica de los Verdes, que afirman que la "transición energética" es un cambio global e inexorable de los combustibles fósiles a las energías renovables que ya está en marcha, la "luz verde" de Sunak para aumentar la producción de petróleo se encontró inevitablemente con la reacción del lobby ecologista británico, que tachó al político de "criminal climático".
Woudhuysen, quien es también profesor de previsión e innovación en la London South Bank University, destaca que los Verdes europeos actúan como "si la transición del resto del mundo a las energías limpias fuera una conclusión inevitable y que la inversión mundial en energías renovables no hará sino aumentar".
Pero todo eso, según el experto británico, "está lejos de la verdad". En primer lugar, señala Woudhuysen, Asia seguirá quemando combustibles fósiles para generar electricidad. Inclusive, la consultora energética Wood Mackenzie, que considera alcanzable el ideal de cero emisiones, reconoce que más de la mitad de la electricidad de Asia se sigue generando a partir del carbón.
Por ejemplo, China construyó varias centrales eléctricas a carbón con una capacidad combinada de 100 GW solo en 2022. Japón también se decanta por el "carbón limpio" y de acuerdo con el análisis de la empresa, la demanda de petróleo y gas en Asia también parece "resistente".
Además, se estima que la demanda de petróleo crecerá un 10% durante la próxima década, incluso cuando alcance su punto máximo en 2033, gracias al éxito de China en el campo de los vehículos eléctricos y la eficiencia del combustible. "Transformar los sistemas energéticos de Asia es una tarea hercúlea", admiten los analistas.
En segundo lugar, continua el profesor, la demanda mundial de petróleo ya superó el último pico prepandémico, de 102,3 millones de bpd alcanzado en agosto de 2019. Y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cree que la demanda mundial de petróleo aumentará a 110 millones de bpd en unos 20 años.
Por último, en opinión de Woudhuysen, la idea de la Agencia Internacional de Energía (AIE) de que no se necesitarán nuevos yacimientos de petróleo y gas para abastecer de electricidad a todo el mundo es, básicamente, "absurda", ya que según el propio análisis de la organización, casi la mitad de la reducción de emisiones prevista para 2050 procederá de "tecnologías en fase de prototipo o demostración", es decir, aún no disponibles en el mercado.
Las tecnologías disponibles —como los coches eléctricos que sustituyen a los de gasolina— no se están extendiendo lo suficiente como para reducir realmente la demanda de petróleo y gas, y los gobiernos "no serían capaces de forzar a cientos de millones de personas en todo el mundo a cambiar de hábitos", como bajar la temperatura de sus casas o limitar el uso del automóvil para disminuir el uso de combustible.
Por eso, resume Woudhuysen, la transición hacia energías limpias se basa en "el pensamiento mágico" y el mundo necesitará más combustibles fósiles en el futuro, no menos. Las licencias adicionales del mar del Norte son un buen comienzo, pero "no debemos detenernos ahí si queremos satisfacer nuestras crecientes necesidades energéticas", concluye.
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