El 6 de diciembre de 2022, la corporación estatal rusa Rosatom firmó un contrato con la empresa estatal brasileña Industrias Nucleares do Brasil (INB) para abastecer de uranio enriquecido, para el período entre 2023 y 2027, a la central nuclear de Angra, ubicada en la ciudad brasileña de Angra dos Reis, en el estado de Río de Janeiro.
El 4 de mayo, las compañías llegaron a un nuevo acuerdo, esta vez para entregar uranio natural.
Brasil importó este verano boreal de Rusia 27,1 toneladas de combustible enriquecido con uranio 235 por valor de 18,9 millones de dólares, por primera vez desde 1999. Al mismo tiempo, el país latinoamericano importó 26,9 toneladas de uranio natural por 52,7 millones de dólares, por primera vez desde al menos 1998: los datos anteriores no están en acceso abierto.
Además, Brasil compra a Rusia otros elementos radiactivos: en los primeros siete meses de este año adquirió solo un kilogramo por tres millones de dólares, mientras que el año pasado compró 108 kilogramos por aproximadamente el mismo precio.
En 2022, la nación sudamericana adquirió uranio natural al Reino Unido (23,5 millones de dólares), Kazajistán (17,3 millones de dólares) y Canadá (4,6 millones de dólares), y uranio enriquecido al Reino Unido (13,7 millones de dólares), Alemania (1,1 millones de dólares), Suecia (893.000 de dólares) y Estados Unidos (5.000 de dólares).
Este año, aparte de Rusia, solo EEUU suministró uranio a Brasil —aunque fue empobrecido— por 2.200 dólares.
Rosatom ha estado en el mercado latinoamericano desde hace muchos años. Rusia y Brasil firmaron el primer acuerdo en el sector nuclear en 1993, y durante más de 30 años han desarrollado la cooperación bilateral.
Durante varios años Rosatom sigue siendo uno de los mayores proveedores de productos isotópicos para las necesidades de medicina nuclear de Brasil. Asimismo, la cooperación en el ciclo del combustible nuclear se desarrolla activamente en los últimos años.
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