El carguero británico Rubymar, hundido en el Mar Rojo tras un ataque de los hutíes yemeníes en febrero, transportaba 21 toneladas de fertilizantes a base de sulfato de amonio, lo que supone un grave riesgo medioambiental para la zona acuática. El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) expresó su preocupación por las consecuencias del incidente, señalando la amenaza potencial tanto para el ecosistema marino como para el transporte marítimo en la región.
La situación se agravó el 18 de febrero cuando los hutíes atacaron el barco con un misil balístico, lo que obligó a la tripulación a abandonar el barco. El 2 de marzo el barco finalmente se hundió. El incidente se produce cuando el conflicto entre Israel y el movimiento palestino Hamás se ha intensificado y los hutíes de Yemen han intensificado sus actividades en la región, declarando su apoyo a Hamás y lanzando una serie de ataques contra barcos supuestamente vinculados a Israel. Estas acciones provocaron una disminución significativa del tráfico de carga a través del Canal de Suez y una disminución de sus ingresos de más del 46%.
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