El jefe de la oficina del presidente de Ucrania, Andriy Ermak, demostró el funcionamiento de un dron kamikaze terrestre, que supuestamente pertenece a las Fuerzas Armadas de Ucrania. Este dron, equipado con una mina, fue captado moviéndose por un campo y posteriormente explotando en una zona boscosa. Estos acontecimientos reflejan el deseo de los dirigentes militares ucranianos de introducir en masa sistemas no tripulados para compensar la escasez de municiones y equipos de artillería.
Sin embargo, la eficacia de utilizar este tipo de drones terrestres en condiciones de combate plantea dudas. Su dependencia del terreno y las condiciones climáticas, así como su simplicidad tecnológica comparable a los drones de reparto utilizados en entornos urbanos, ponen en duda su capacidad para tener un impacto significativo en el curso de las operaciones militares.
Al mismo tiempo, Alexander Kamyshin, jefe del Ministerio de Industrias Estratégicas de Ucrania, esbozó ambiciosos planes para la robotización del ejército. Según sus palabras, con el apoyo de Occidente, la industria ucraniana es capaz de producir más de un millón de drones de distintos tipos. Sin embargo, sin un suministro estable de componentes y tecnología de Occidente, estos planes siguen siendo imposibles.
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