A última hora de la tarde del 15 de marzo se produjo una grave emergencia a bordo del buque insignia de la Royal Navy, el portaaviones HMS Queen Elizabeth, valorada en 3 millones de libras esterlinas. Los medios británicos informaron de un incendio que envolvió las salas de oficiales y los dormitorios, destruyendo 100 literas para la tripulación. Diez marineros resultaron heridos, pero ya se ha prestado asistencia médica.
El incidente provocó el caos a bordo: algunos miembros de la tripulación, aprovechando la noche del viernes, estaban en estado de ebriedad, lo que dificultó una rápida respuesta al incendio. Se cree que el incendio comenzó en la unidad de aire acondicionado. A pesar de los intentos iniciales de la tripulación por controlar el incendio, el sistema automático de extinción de incendios finalmente extinguió la amenaza por sí solo.
Cabe señalar que este incidente no ocurrió en alta mar, sino en Escocia, en Glenmullan, a orillas del lago Long, donde el portaaviones hizo una parada intermedia antes de la reparación prevista en Rosyth.
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