Un año después de que un fuerte terremoto de 7,8 en la escala de Richter azotara a Nueva Zelanda, los geólogos hacen predicciones alarmantes.
Suponen que aquel hecho reactivó una falla geológica relacionada con la generación de sismos, que era considerada como ‘dormida’.
Según los peores pronósticos de estos especialistas, se puede esperar un nuevo gran terremoto de magnitud récord de 9,0 en Nueva Zelanda, lo que provocaría también un inmenso tsunami que afectaría a las islas de la zona.
Actualmente nadie puede precisar cuándo podría producirse una catástrofe de esa escala, pero los científicos subrayan la necesidad de tener en cuenta la posibilidad de un gran desastre.
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