En diciembre del 2016 está prevista una visita del presidente de Rusia, Vladímir Putin, a Japón. En ella, el mandatario eslavo y Shinzo Abe planean discutir varios temas importantes, además del asunto relativo a las islas Kuriles. Estos territorios en disputa han enfangado durante años las relaciones entre los dos países, impidiéndoles desarrollar cualquier forma de cooperación.
Ahora, ambas partes están hablando de manera activa sobre un compromiso sobre las Kuriles. La gama de opciones es muy amplia, desde la transferencia de las dos islas sureñas a Japón, hasta actividades conjuntas en las islas preservando la soberanía rusa.
"Al parecer, Putin está de acuerdo con dividir islas Kuriles del sur, pero no lo hará gratis. Japón también tiene que dar un gran paso hacia Rusia y llegar a ser, en esencia, un país que esté en una asociación estrecha, o incluso estratégica, con Rusia. Esto significa que Japón debe romper con Estados Unidos y entrar en la esfera de la influencia política rusa", subraya Verjotúrov.
La pregunta más importante en este caso es por qué Japón debe estar de acuerdo con eso. ¿Qué es lo que gana con esta situación? La respuesta a esta cuestión nos lleva mucho más allá del asunto de las Kuriles y nos hace echar una mirada a la posición geopolítica de Japón en general.
El país nipón, desde hace muchas décadas un aliado militar y uno de los principales socios económicos de EEUU, se encuentra ahora en un callejón sin salida. Los últimos 20 años han sido muy lentos desde la perspectiva del desarrollo económico, donde se han intercalado periodos de recesión.
Según algunos economistas nipones, este problema fue causado por el Acuerdo Plaza de 1985, cuando Japón, junto con otros socios de Estados Unidos, se comprometió a ayudarle a equilibrar el déficit comercial aumentando el curso del yen. Como resultado, los fabricantes del país del sol naciente perdieron su posición competitiva en los mercados, cediéndosela a los norteamericanos, lo que frenó su economía, entonces una de las más poderosas del mundo.
Asimismo, Japón, muy restringido en el sentido militar después de la II Guerra Mundial, ha confiado mucho en Estados Unidos en materia de seguridad. Pero la política de seguridad de los norteamericanos en el noreste de Asia ha fracasado: Corea del Norte, a pesar de todas las sanciones y la presión, ha adquirido misiles y armas nucleares que amenazan a Japón directamente.
En el tercer lugar, hace falta tener en cuenta que la inercia de las relaciones de Japón hacia Rusia desde hace mucho va en desacuerdo con las políticas de Washington.
El país nipón, desde hace muchas décadas un aliado militar y uno de los principales socios económicos de EEUU, se encuentra ahora en un callejón sin salida. Los últimos 20 años han sido muy lentos desde la perspectiva del desarrollo económico, donde se han intercalado periodos de recesión.
Según algunos economistas nipones, este problema fue causado por el Acuerdo Plaza de 1985, cuando Japón, junto con otros socios de Estados Unidos, se comprometió a ayudarle a equilibrar el déficit comercial aumentando el curso del yen. Como resultado, los fabricantes del país del sol naciente perdieron su posición competitiva en los mercados, cediéndosela a los norteamericanos, lo que frenó su economía, entonces una de las más poderosas del mundo.
Asimismo, Japón, muy restringido en el sentido militar después de la II Guerra Mundial, ha confiado mucho en Estados Unidos en materia de seguridad. Pero la política de seguridad de los norteamericanos en el noreste de Asia ha fracasado: Corea del Norte, a pesar de todas las sanciones y la presión, ha adquirido misiles y armas nucleares que amenazan a Japón directamente.
En el tercer lugar, hace falta tener en cuenta que la inercia de las relaciones de Japón hacia Rusia desde hace mucho va en desacuerdo con las políticas de Washington.
Con Rusia, Japón consigue muchas ventajas: la posibilidad de aumentar las exportaciones necesarias para reactivar su economía y el acceso a las materias primas, principalmente petróleo y gas, a un precio razonable.
Además, se elimina o se reduce sustancialmente la amenaza de guerra con Corea del Norte, ya que, si las bases estadounidenses en Japón se cierran, el riesgo de un ataque coreano al territorio nipón desaparecerá y el país se quedará al margen del conflicto coreano.
"Por supuesto, este punto de vista puede considerarse extravagante. Sin embargo, explica por qué las negociaciones ruso-japonesas y la preparación para la visita de Putin están en pleno desarrollo, a pesar de que [el primer ministro japonés, Shinzo] Abe y Putin han expresado opiniones diametralmente opuestas sobre la cuestión de las Kuriles. Si estamos hablando de la huida de Japón desde los abrazos de Estados Unidos, las islas Kuriles no tienen más que una importancia secundaria y concluyen una serie de negociaciones, no las inician", cerró el politólogo.
Además, se elimina o se reduce sustancialmente la amenaza de guerra con Corea del Norte, ya que, si las bases estadounidenses en Japón se cierran, el riesgo de un ataque coreano al territorio nipón desaparecerá y el país se quedará al margen del conflicto coreano.
"Por supuesto, este punto de vista puede considerarse extravagante. Sin embargo, explica por qué las negociaciones ruso-japonesas y la preparación para la visita de Putin están en pleno desarrollo, a pesar de que [el primer ministro japonés, Shinzo] Abe y Putin han expresado opiniones diametralmente opuestas sobre la cuestión de las Kuriles. Si estamos hablando de la huida de Japón desde los abrazos de Estados Unidos, las islas Kuriles no tienen más que una importancia secundaria y concluyen una serie de negociaciones, no las inician", cerró el politólogo.
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