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martes, 2 de agosto de 2016

Destructor furtivo de EEUU vs. Asesino de buques ruso: ¿quién ganará?

El declive de las relaciones ruso-estadounidenses y una atmósfera cargada de reminiscencias de la Guerra Fría evocan en varios analistas las imágenes de un enfrentamiento militar entre las dos potencias. La revista National Interest publicó un artículo que compara el potencial de los buques de guerra más potentes de las Armadas de Rusia y EEUU.

Kyle Mizokami, periodista y escritor especialista en materia de defensa, decidió 'simular' un combate entre los mejores barcos de guerra de ambos países.

Dignos rivales



El novedoso destructor estadounidense clase Zumwalt, célebre por su apariencia futurista, representa un nuevo tipo de navíos de guerra, puesto que está dotado con misiles de crucero para el apoyo de operaciones terrestres.

Zumwalt es el destructor más grande de la Armada norteamericana, porta misiles guiados de varios tipos y posee cañones con un alcance de hasta 110 kilómetros.

Por otro lado, los cruceros nucleares rusos proyecto 1144 Orlán —clase Kírov, según el código de la OTAN— son los buques de guerra más grandes del mundo sin contar los portaviones. Los Kírov, dotados con una formidable defensa antiaérea, poseen un arsenal de enormes misiles guiados anti-buque, diseñados precisamente como herramientas de destrucción de otras naves de gran tamaño.

El crucero Pedro el Grande está en servicio activo y será sometido a una modernización profunda en 2018, una vez que su gemelo, el Almirante Najímov, termine la suya. Otros dos cruceros construidos, por el momento no están operativos.

Armamento disponible

Zumwalt porta misiles de crucero Tomahawk, misiles antisubmarino Asroc y el complejo antiaéreo SM-2. El diseño furtivo obligó al buque a sacrificar una parte de su armamento para mantener la invisibilidad ante los radares.

Además, el destructor fue diseñado para el tipo de guerras que lleva EEUU en las décadas recientes, es decir, para apoyar un ataque terrestre desde el mar sin temer una respuesta. Por lo tanto, no posee armamento antibuque especializado, como los misiles Harpoon, destaca el autor.

No obstante, su cañón AGS calibre 155 milímetros es un arma potente con un alcance de hasta 110 kilómetros, que puede destrozar cualquier buque ligero de hoy —en caso de alcanzar su objetivo—.


Kírov, por su parte, fue creado para atacar otros buques. Su arma primaria son los misiles guiados supersónicos Granit, con un alcance de hasta 550 kilómetros y con una ojiva convencional de hasta 750 kilogramos de carga explosiva o una ojiva nuclear.

Posee sistemas aniaéreos S-300 para abatir blancos a largas distancias, complejos Tor para el radio mediano y sistemas Osá para los blancos cercanos. Aún más, como última medida, tiene ametralladoras calibre 30 milímetros para acabar con los misiles o aviones que 'milagrosamente' logren escapar a los tres niveles de defensa antiaérea.



¿Cómo se desarrollaría el combate?


En un escenario de enfrentamiento, los sistemas vía satélite del Kírov no lograrán detectar al furtivo Zumwalt, opina el autor.

Así, ambas tripulaciones recurrirán al uso de helicópteros y drones para conocer la ubicación de su rival.

Es muy probable que Zumwalt detecte al Kírov primero y trate de acercarse para atacarlo con su cañón.

Por su parte, el crucero ruso estaría interesado en mantener la máxima distancia y disparar sus misiles antibuque contra el enemigo, de manera que maniobrará para evitar el acercamiento.



El problema de los misiles guiados es que su operatividad se basa en los datos de los radares, y su enemigo es esencialmente invisible.

Teóricamente, Kírov puede lanzar sus misiles Granit en la dirección general del Zumwalt, puesto que los radares propios de los enormes proyectiles serán capaces de fijarse en el destructor en caso de disminuir la distancia.

Al mismo tiempo, la defensa antiaérea del buque estadounidense sería capaz de repeler el ataque, opina Mizokami.


Por otro lado, Zumwalt tiene solo su cañón para atacar a Kírov.

A distancia máxima, el proyectil de su cañón AGS tardará unos 160 segundos en alcanzar su blanco, lo que le otorgaría a Kírov suficiente tiempo para maniobrar y evitar el impacto.

Así, los dos rivales se verán en una situación donde sería imposiblegarantizar el ataque con su arma primaria —los misiles y el cañón— y se verían obligados a abandonar el combate para luchar otro día, cuando uno u otro posea sistemas para apuntar más sofisticados.

En definitiva, sería un combate nulo.

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