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sábado, 8 de septiembre de 2018

"China no permitirá que su moneda siga cayendo"



En el mercado de países en vías de desarrollo se gesta una crisis. Las divisas de Turquía, de Argentina, de Sudáfrica, de Indonesia y de China están en caída libre y la prensa advierte de que los inversores están temblando por la guerra comercial entre EEUU y China y que las divisas caen siguiendo la estela del yuan. ¿Seguirá permitiéndolo China?

Esa es la pregunta. Y es necesario hacérsela porque las monedas de los países en vías de desarrollo se han seguido devaluando durante casi todo 2018. Prueba de ello es la rupia indonesia, que en septiembre se desplomaba hasta registrar los peores datos de los últimos 20 años. El rand sudafricano no goza de mejor situación y al peso argentino le ha faltado poco para perder el 50% de su valor. Los peores datos se los lleva la lira turca y sus datos, también históricos.

Sin embargo, los inversores observan con especial preocupación al yuan. La tasa de cambio de la moneda china ya ha superado los 6,9 yuanes por dólar, algo que no se vio ni siquiera durante la crisis financiera de 2008. La principal causa por la que todas estas monedas se devalúan es común: que el dólar está fuerte, revela a Sputnik Jia Jinqing, directora del Centro de Investigación Macroeconómica del Instituto de Finanzas de la Universidad de Pekín.

"El dólar acapara más del 60% del comercio mundial de divisas. Por eso el problema está en cómo interactúa el resto de monedas con la estadounidense", explica.

De ahí que, como sostiene Jia Jinqing, las demás divisas se vean forzadas a bailar al son del dólar. Y es que el 40% del comercio mundial de divisas se lo reparten muchas más. La mitad de ese 40% lo acapara el euro y, un 15%, otras monedas nacionales. Entre ellas, la libra esterlina y el yen japonés. Por eso insiste: hay que "tener en cuenta cómo interactúan las monedas nacionales con el dólar".

El billete verde presiona, y mucho, al yuan. En su tasa de cambio influyen las pésimas expectativas de los inversores, motivadas todas ellas por el enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos. También influyen los datos en la producción nacional de ambos países, añade la experta. Y aun así las fluctuaciones en la tasa de cambio se mantienen dentro de la normalidad. "De ningún modo se trata de fuertes fluctuaciones", asegura.

La economía estadounidense crece firme gracias a las reformas de la Reserva Federal y a las fiscales del presidente del país, Donald Trump. Y el resto de monedas, para seguirle el ritmo, se ven obligadas a subir las tasas de interés. Pero no todas pueden. China no puede hacerlo en medio de una guerra comercial con Estados Unidos porque la economía, en esas condiciones, ya se ralentiza y ello puede hacer saltar por los aires el crecimiento económico del país. Por la misma situación está pasando Turquía. Por eso parece lógico que las monedas nacionales estén sufriendo. Pero China no va a permitir que el yuan acabe cayendo demasiado, advierte Jia Jinqing.

"No se van a dar grandes oscilaciones [entre el dólar y el yuan]. Son menores ahora que las de la tasa de cambio del dólar y el euro. Además, siete yuanes por dólar es una marca psicológica, así que es poco probable que pasemos de ahí. En cualquier caso, no existen razones macroeconómicas para que pase. Si bien China se sirvió de ajustes anticíclicos para calcular el tipo de cambio del yuan, se orienta por el propio mercado. Así que el cambio de divisas no lo va a manipular", explica.

A lo que se refiere China con "ajustes anticíclicos", solo su Banco Central lo sabe. Lo único que está claro es que son medidas que adicionalmente tienen en cuenta los reguladores financieros chinos a la hora de calcular la tasa de cambio del yuan, y que las adoptan para evitar la volatilidad a corto plazo.

Unas medidas que el gigante asiático ha tomado ya varias veces en momentos de especial inestabilidad monetaria. "Ahora las ha vuelto a adoptar", recuerda a Sputnik. Así que no cabe esperar que el yuan siga cayendo.

A Pekín no le sale a cuenta que su moneda se debilite a largo plazo. Por una parte y hasta cierto punto, eso favorece a los exportadores en tiempos de guerra comercial. Pero por otra parte, y teniendo en cuenta la creciente necesidad que siente China por importar hidrocarburos —gas y petróleo—, que se devalúe su moneda hará que aumenten los costes de producción y, como consecuencia, que el crecimiento económico se tambalee.

"Así que por ahora no hay motivo para pensar que el yuan siga cayendo por razones internas (…) Otra cosa es cómo se comportarán los inversores. La práctica ha demostrado que sus decisiones no se toman únicamente dependiendo de la situación de determinados países en desarrollo, sino también —y en mayor medida— dependiendo de la situación financiera en Estados Unidos", concluye.

1 comentario:

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