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lunes, 3 de septiembre de 2018

"El abuso por parte de EEUU del poder de su moneda está forjando una coalición anti-dólar"



El abuso descarado del estatus del dólar como moneda de reserva internacional para influir en los Gobiernos que no les gustan a EEUU está llevando a que más países, y más rápidamente, opten por esquivar la moneda estadounidense en sus intercambios, advierte un analista estadounidense.

"EEUU está llevando una guerra económica con un 10% de todas las naciones del planeta, que cuentan con una población total de 2 billones de personas y un PIB conjunto de unos 15 billones de dólares", resume Gal Luft, codirector del Instituto de Análisis de la Seguridad Global en un artículo para el medio CNBC.

Estos conflictos económicos incluyen tanto a países oficialmente sancionados por EEUU, como Rusia, Irán, Venezuela, Corea del Norte y otros, como los que están involucrados en contiendas comerciales con Washington, como China y Turquía.

Además, "miles de individuos de diferentes nacionalidades están sujetos a las sanciones individuales" del Departamento de Tesoro estadounidense. Muchos de ellos "son parte o tienen vínculos con la élite gobernante de sus países", añade.

EEUU cree tener una justificación para cada una de sus medidas económicas, desde "la violación de los derechos humanos" y "terrorismo" a la proliferación nuclear y prácticas comerciales 'injustas'.

Este compromiso inquebrantable de EEUU de "luchar contra todo lo malo del mundo" ha llevado a estos Gobiernos e individuos a formar una masa crítica: están juntando esfuerzos para crear un sistema financiera paralelo, fuera del alcance de Washington.

"De realizarse estos planes, su impacto en la postura global de EEUU será transformador", advierte.
Un pilar muy fuerte

El autor recuerda que además del poderío militar y sus alianzas estratégicas, la supremacía global de Washington está basada en su presencia en el sistema financiero global, sobre todo en la aceptación del dólar como moneda de reserva internacional, "el pilar del sistema financiero planetario desde la Segunda Guerra Mundial".

Cualquier transacción hecha en dólares o mediante un banco estadounidense entra dentro de la jurisdicción de EEUU, así que en caso de restricciones unilaterales, la elección para los socios de la entidad sancionada es simple: dejar de comerciar con el blanco de las sanciones o quedarse al margen de la mayor economía del mundo y de la moneda internacional.

Algo que pocos bancos o empresas o bancos tienen el lujo de permitirse, señala Luft.
Un frente en crecimiento

Para "las naciones que buscan desafiar la hegemonía de EEUU, como Rusia y China", esto es una amenaza para la soberanía económica, sostiene el autor. Por eso, ambos países ya tienen sus propios análogos del sistema interbancario SWIFT y han ido persuadiendo a sus socios a abandonar el dólar en el comercio internacional.
Según Luft, Rusia está aprovechando la contienda turco-estadounidense para persuadir a Turquía a que deje el dólar de lado. China está promoviendo el uso del yuan en el comercio con los países participantes de su iniciativa 'Un cinturón, una ruta' ('Belt and Road', en inglés), como Pakistán.

El grupo de los BRICS llamó a combatir la hegemonía del dólar y exhortó a varios países a que apoyen la iniciativa, entre ellos Turquía, Jamaica, Indonesia, Egipto y Argentina.
Energía, la base del dólar

El enorme mercado de petróleo, valorado en dólares estadounidenses desde 1973 gracias a los esfuerzos del presidente Richard Nixon, es uno de los pilares de la constante demanda global por la moneda de EEUU.

Es esta demanda la que facilitó el uso de los dólares en el comercio de otros bienes y aseguró el futuro de la moneda estadounidense, permitiendo a Washington financiar todos sus crecientes déficits, opina el autor.

Pero esta época está llegando a su fin. La 'alianza anti-dólar' incluye a varios importantes exportadores de mercancías que ya no creen que sus productos tienen que valorarse en dólares y ya lo están esquivando.

China, por ejemplo, está favoreciendo su propia moneda en las compras de mercancías a sus socios. Pekín ya paga por una parte de la energía rusa en yuanes y trata de persuadir a Arabia Saudí, Angola e Irán para que lo hagan también. Rusia contempla introducir más medidas del mismo tipo.

Así, en los años venideros, el dólar sufrirá varios ataques contra su supremacía, sobre todo en el mercado energético. Cualquier mercancía 'desconectada' del dólar tendrá repercusiones escalonadas en la posición de EEUU en el extranjero, pronostica Luft.

"Con el estado de la economía de EEUU y la fortaleza del dólar en comparación con las monedas rusa, china, turca e iraní, es fácil descartar las acciones de los 'revisionistas'", admite el autor.

Pero ignorar la creciente coalición anti-dólar será un problema para EEUU. El 'despertar' de una economía con una deuda de 21 billones podría ser "más dura y más rápida de lo que la mayoría de los economistas creen".

Una de cada cuatro personas del planeta vive en un país que quiere acabar con la hegemonía del dólar. "Prevenirlo debería ser la mayor prioridad nacional de EEUU", concluye el experto.

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