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jueves, 1 de noviembre de 2018

La nueva arma de Aegis pasa la primera prueba pero resulta "inútil" contra los misiles rusos



EEUU llevó a cabo con éxito la primera prueba de su nuevo misil basado en el sistema de defensa Aegis. Sin embargo, en el campo de la defensa antimisiles, el país va con una década de retraso respecto a las Fuerzas Nucleares Estratégicas de Rusia, observa Yuri Podoliaka en su artículo para el medio ruso Politika Segodnya.

Recientemente, Estados Unidos realizó una interceptación exitosa de un misil balístico de mediano alcance con un Standard Missile-3 Block IIA durante una prueba de vuelo, informó el diario Defense News con referencia a la Agencia de Defensa de Misiles de EEUU. Se trata de la primera prueba satisfactoria del proyectil interceptor desde febrero del 2017.

Según el Pentágono, es el momento clave en el desarrollo del programa de defensa antimisiles estadounidense.

"Sin duda, es un avance muy esperado de la idea técnica estadounidense, pero actualmente Rusia ya está retirando del servicio de combate este tipo de 'objetivos' estadounidenses y pasando a una nueva generación de ojivas, contra las que es totalmente incapaz de luchar el nuevo proyectil de EEUU", comenta al respecto Podoliaka.

El periodista asegura que no vale la pena esperar la aparición de un verdadero interceptor de misiles navales de EEUU.

"Todo el concepto del sistema de defensa de misiles integrado en el Aegis es incapaz de luchar contra los nuevos misiles rusos. Desde el principio este sistema fue un callejón sin salida".

Hoy, el nuevo proyectil puede alcanzar una altura de hasta 500 km y destruir objetivos a un alcance de varios cientos de kilómetros, admite Podoliaka. "De hecho, es una verdadera obra maestra del arte técnico, pero absolutamente inútil para luchar contra los misiles balísticos intercontinentales de su probable adversario, Rusia".

Según Podoliaka, los militares estadounidenses ni siquiera están tratando de alcanzar esta meta porque entienden que hoy esta tarea está más allá de las capacidades de su nueva arma. Para alcanzar objetivos que vuelan a velocidades de 6-7 km/s, para realizar la intercepción cinética, se necesita tener un sistema de guiado mucho más preciso o unas posibilidades mucho mayores para corregir la trayectoria de la ojiva antimisiles.

La única oportunidad de derribar nuevos misiles rusos aparece solo en el caso de interceptarlos en la etapa inicial de la trayectoria, señala el periodista.

"No hay sentido en luchar contra los ICBM terrestres rusos, cuyas posiciones están ubicadas dentro de Rusia, pero los destructores Arleigh Burke Flight III podrían intentar interceptar los misiles de los submarinos rusos".

Para privarlos de esta oportunidad, según Podoliaka, en las áreas de patrulla de los submarinos rusos Boréi, se despliegan los sistemas de misiles antiaéreos S-400 Triumf, y en el futuro, los S-500 Prometei.

Su principal objetivo será proteger el territorio ruso de las ojivas nucleares de EEUU, opina el columnista. Pero también sus misiles podrán derribar a los estadounidenses si atacan al proyectil ruso Bulava en la etapa inicial.

"Es decir, si asumimos que una escuadra estadounidense será capaz de acercarse a las costas rusas sin que la neutralicen los Kalibr y Tsirkon, cosa que parece increíble, y consiga lanzar misiles desde sus buques, serán derribados por el S-500 ruso".

"Durante 20 años de su existencia, el programa antimisiles estadounidense Aegis sigue siendo un entretenimiento muy costoso y una forma muy conveniente de recibir ingresos para los almirantes y corporaciones estadounidenses", concluye Yuri Podoliaka.

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