La Comisión Europea prepara una batería de propuestas para ampliar el papel del euro en sectores de la economía tan claves como el de la importación de hidrocarburos y de materias primas. Los objetivos de Bruselas son no ser tan dependiente del dólar en casa, en el sector energético y, también, en sus operaciones con Irán.
Esto es la guerra, traigan divisas alternativas
Cualquier transacción que se efectúe en dólares o a través de algún banco estadounidense se somete a día de hoy a la legislación de Estados Unidos y, por tanto, también lo hacen los países que la llevan a cabo.
Cuando Washington impone sanciones contra algún Estado, las naciones que hasta ahora habían mantenido relaciones comerciales con este se ven obligadas a escoger. O bien ponen fin a esas relaciones o son desconectados de dicho sistema internacional, explica Maxim Rubchenko en su artículo para Sputnik.
Durante el tiempo que duraron las buenas relaciones entre los estadounidenses y sus socios tradicionales, el sistema funcionó a las mil maravillas. Sin embargo, las guerras comerciales a discreción del presidente estadounidense, Donald Trump, han cambiado el tablero de juego, explica el columnista.
"Estados Unidos está haciéndole la guerra económica a una décima parte de los países del mundo, que suman una población total cercana a los 2.000 millones de habitantes y con un PIB superior a los 15 billones de dólares (…) A lo que se suma que hay miles de ciudadanos incluidos en una lista del Departamento del Tesoro de EEUU (…) a los que se les niega el acceso al sistema financiero global controlado por Washington", explicó en agosto a la cadena CNBC Gal Luft, el codirector del Instituto de Análisis de Seguridad Global de EEUU.
Disparo en el pie y más arriba
Con tantos países bajo el yugo de Estados Unidos, la decisión de Washington de hacer de juez y verdugo está resultando contraproducente. Y es que, lejos de resignarse, estos países —y su masa de ricos— están preparados para unir sus fuerzas y crear un sistema financiero paralelo fuera del alcance del largo brazo de Estados Unidos. Hay que desdolarizarse, añade Luft.
Un ejemplo de esa desdolarización es Rusia. En noviembre, su viceministro de Defensa, Yuri Borísov, anunciaba que el país vendería sus sistemas de defensa S-400 a la India y que Nueva Delhi pagaría en rublos. El mismo camino está siguiendo Turquía desde que Washington le impuso sanciones.
El billete verde pierde terreno, también, en el mercado interbancario. El 27 de noviembre, el Ministerio de Finanzas de Rusia anunció que el país había colocado deuda interna en moneda única equivalente a 1.000 millones de euros. Sin embargo, Moscú no quiere abandonar el billete verde.
"Nosotros no tenemos como objetivo alejarnos del dólar. El dólar se aleja de nosotros. Y aquellos que toman esa decisión ya no se disparan en el pie, sino un poco más arriba. Porque esa inestabilidad hace que muchas economías mundiales deseen encontrar una divisa de reserva alternativa y que quieran crear un sistema de cuentas independiente del dólar", explicó el presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante el foro 'Russia calling!' de finales de noviembre.
Putin aseguró también que actualmente el país está cooperando intensamente con un grupo de países —sus socios clave— para crear un sistema de transacción de divisas internacional que sea independiente del SWIFT, el estándar en estos momentos.
Así que la Unión Europea también se ha apuntado al frente contra el billete verde queriendo pasarse al euro al comprar hidrocarburos y materias primas. El proyecto se presentará ante la Comisión Europea en diciembre. La factura anual de las importaciones energéticas de la Unión Europea ha sido siempre de unos 300.000 millones de euros desde hace diez años, pero de esos millones solo el 20% se ha pagado en euros y, el resto, en dólares. Y ello a pesar de que se importaba de Rusia y de Oriente Medio. De acuerdo con el proyecto de la Comisión, los contratos energéticos que se efectúen ahora deberán firmarse en euros.
Que ahora se vaya a utilizar más el euro refleja "el peso político, económico y financiero" del bloque europeo en un mundo más multipolar, se dice en el documento que maneja el órgano europeo. Los expertos de la Unión subrayan que "se reforzará la soberanía económica de la UE teniendo en cuenta la política que está practicando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump".
El verde se tiñe de dorado
El ocaso del dólar como divisa internacional lo están acelerando las tendencias de la macroeconomía. Barry Eichengreen, profesor de la Universidad de California en Berkeley, explica que el poder de las nuevas tecnologías en las finanzas le está quitando la razón de ser al monopolio del dólar. Ahora empresas y bancos de distintos países pueden, más fácilmente, ir cambiando de moneda y escoger aquella que les resulta más conveniente dependiendo del acuerdo que tengan entre manos.
Tampoco resultan ser los mejores días para el dólar dado el retorno a la actualidad de la fiebre del oro. Raymond Dalio, uno de los inversores multimillonarios estadounidenses más importantes y fundador de la firma de inversión Bridgewater Associates, señala que es precisamente el oro uno de los instrumentos más seguros frente a los riesgos económicos y financieros que puedan venir.
Existe para ello una explicación lógica. Si el sistema del dólar se va a pique, los Gobiernos del mundo deberán deshacerse de las deudas en moneda estadounidense y lo atarán todo al precio oro. De ahí que países del calibre de Rusia y de China estén haciéndose con más y más cantidades de oro. "Saben que puede ocurrir algo dentro de unos años", advierte Keith Neumeyer, el presidente del Consejo de la empresa First Mining Gold
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