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jueves, 22 de agosto de 2019

Acorralados y desesperados: los enemigos de Siria caen en la ratonera del Ejército de Asad



Las fuerzas sirias establecieron el pasado 21 de agosto su control sobre uno de los principales baluartes de los terroristas en la localidad de Jan Sheijun, en la gobernación siria de Idlib. Sin embargo, el triunfo ha sido agridulce, dado que la victoria llevó consigo el aumento de las tensiones con Turquía, que cuenta con presencia en la zona.

La gobernación de Idlib, el último escondite de los yihadistas, está casi completamente controlada por la coalición terrorista Hayat Tahrir al Sham —creada sobre la base del Frente al Nusra, proscrito en Rusia y otros países—. Jan Sheijun ha sido el escenario de una sangrienta confrontación entre las fuerzas gubernamentales y los yihadistas de dicha agrupación durante años, pero parece que por fin se ha llegado al desenlace.

Las tropas sirias empezaron su avance contra las posiciones de los terroristas en Jan Sheijun como una medida de respuesta a las violaciones de la tregua introducida a principios de agosto por parte de los yihadistas.

Como consecuencia de esta operación militar que ha tenido lugar a lo largo de este mes de agosto, el Ejército Árabe Sirio estableció el control firme sobre la urbe y una parte de la estratégica carretera M5, dijo en una entrevista con Sputnik Kevork Almassian, especialista en asuntos sirios y fundador de Syriana Analysis.

La ofensiva forma parte de la estrategia del Ejército gubernamental de cortar las líneas de abastecimiento a través de la carretera M5, que une el territorio controlado por los terroristas al sur de Jan Sheijun con el resto de Idlib.

El Ejército Árabe Sirio y la Fuerza Aérea siria disponían de una potencia de fuego significativa y esto desempeñó un papel importante en el éxito de la ofensiva siria, declaró Almassian.

Si analizamos las posiciones y el avance de las tropas sirias, queda claro que rodearon a los terroristas formando una isla desconectada del resto del territorio de la provincia. Tarde o temprano, las localidades que quedaron rodeadas se rendirán, dado que no podrán recibir refuerzos ni serán capaces de escapar de la zona.

"Creo que la parte rusa desempeñará un papel importante en las negociaciones con los líderes de los grupos armados. Es posible que trate de convencerlos para rendirse y unirse al programa de reconciliación. Para hacerlo necesitan deponer sus armas, abrir el camino y no resistir a la entrada de las tropas sirias en estos territorios", dijo el entrevistado.

Según Almassian, Damasco tiene que perdonar a los miembros de los grupos armados si tienen la nacionalidad siria y permitirles volver a la vida normal. Al mismo tiempo, el Gobierno sirio no debe indultar a los mercenarios terroristas internacionales.

¿Seguirán las tropas de Bashar Asad con la ofensiva en Idlib?

Si en la situación actual el Ejército Árabe Sirio decide seguir con la ofensiva, va a tener dos opciones. Primera, las fuerzas de Asad pueden avanzar hacia el norte rumbo a la localidad de Maarat Numan y luego, más allá, por la carretera M5 para alcanzar las afueras del sur de Alepo. Esta es, de hecho, la estrategia de las fuerzas gubernamentales: reabrir dicha carretera para reconectar las ciudades de Alepo, Hama, Homs y Damasco, señaló el experto.

La liberación de Alepo en 2016 no se completó porque las carreteras que conectan la localidad con otras partes del país permanecen en manos de los terroristas. El restablecimiento del control sobre dichas vías es importante para Siria desde el punto de vista económico.

La segunda opción sería abrir un nuevo frente en la parte norte de la provincia de Latakia, en particular la localidad de Kbana, que se encuentra en terreno elevado. Desde allí se puede observar Yisr al Shugur. Con el tiempo esta ciudad también caerá y, de esta manera, Siria se hará con un baluarte en otra carretera importante, la M4, agregó Almassian.

El conflicto en Idlib todavía puede resolverse de manera no violenta, y esta posibilidad tiene que ver en gran medida con la disposición de la parte turca de jugar su papel en este asunto.

Turquía, que tiene sus puntos de observación en Idlib, debería adoptar los acuerdos de Sochi. En ellos se acuerda que el país otomano desarme a los terroristas en esta provincia siria y cree una zona neutral de 20 kilómetros. En dicha zona no debe haber artillería pesada y, además, Ankara tiene que obligar a los yihadistas a replegar sus fuerzas.

"Turquía no tiene muchas opciones. Tiene que hacerlo si no quiere que sus relaciones con Moscú se deterioren. De una manera u otra tendrá que cumplir con el acuerdo de Sochi", subrayó el entrevistado.

Otra cuestión es qué va a pasar con la parte norte de Siria: el territorio que se extiende desde la ciudad de Manbij hacia Hasaka y Qamishli, controladas por los kurdosirios. Turquía negocia con EEUU para crear la llamada zona de seguridad y tiene previsto hacer mudarse a esta zona a los refugiados que se encuentran en su territorio.

Al hacer eso, la parte turca quiere alterar la demografía de esta área. Es probable que en el futuro Turquía organice un referéndum para que esta nueva población elija entre Ankara y Damasco.

Puede parecer surrealista para algunos, pero Turquía ya lo hizo en la década de 1930 con la provincia siria de Alejandreta —que hoy es la provincia turca de Hatay—. Como resultado de un referéndum muy controvertido, la población optó por la integración en el Estado turco. "Esto es precisamente lo que tratan de hacer en la parte norte de Siria", añadió Almassian.

¿Cómo puede afectar la situación en Idlib a la alianza entre Rusia y Turquía?

De acuerdo con los tratados firmados entre Turquía y Rusia, Ankara tiene derecho a tener sus propias fuerzas en Siria. El deber de estas unidades es crear una zona neutral y desarmar a las milicias. Moscú permitió la presencia turca porque quería alcanzar precisamente estos objetivos y Ankara, hasta el día de hoy, no ha cumplido con su deber, reflexionó.

Turquía envió el pasado 19 de agosto un convoy hacia Jan Sheijun para ayudar a las agrupaciones que respalda. La Fuerza Aérea siria bombardeó el convoy para detenerlo y lo logró. Almassian cree que este incidente pone de manifiesto que las fuerzas gubernamentales no van a tolerar la presencia turca en territorio sirio.

"Moscú dio una posibilidad para alcanzar la paz y la reconciliación entre Turquía y Siria, pero parece que Ankara está maniobrando entre dos aguas. Por un lado pone sus huevos en la cesta de los estadounidenses; y, por el otro, en la de los rusos", dijo.

Desde el punto de vista geopolítico, Rusia siempre estará del lado del Gobierno y del Ejército sirio, agregó.

"Como sirio, yo espero que Turquía tenga sentido común y que Erdogan actúe de manera racional y cambie su actitud hacia Siria. De todas maneras, ambos países son vecinos. No debe haber tensiones que puedan provocar una guerra", según Almassian.

Por ahora, la alianza entre Ankara y Moscú sigue funcionando. Rusia piensa en la situación desde el punto de vista estratégico para alejar gradualmente a Turquía de la OTAN, aseveró.

Pero, al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que los turcos siguen siendo miembros de la Alianza Atlántica, de manera que EEUU no tiene nada en contra del hecho de que la parte turca controle algunas partes de Siria. Estados Unidos cree que tanto las fuerzas kurdas como el Ejército otomano pueden ayudar a preservar los intereses estratégicos estadounidenses en Siria.

"Rusia tiene derecho a apostar por la alianza con Turquía, pero no hay que esperar que haya una alianza verdaderamente estratégica entre ambos países, dado que Ankara siempre permanecerá del lado de Washington", concluyó Almassian.

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