“Gracias a Dios, la guerra en el país terminó”, dijo Mohamad Naeem, portavoz de la oficina política del grupo armado, en una entrevista concedida el domingo a la cadena de televisión catarí Al Jazeera.
El vocero consideró la toma de Kabul, la capital, y el palacio presidencial por los talibanes, tras la fuga del presidente, Ashraf Qani, como “un gran día para el pueblo afgano y los muyahidines (combatientes talibanes)”, mientras que resaltó “los esfuerzos” llevados a cabo por el grupo durante 20 años.
Naeem indicó que el tipo y la forma del nuevo gobierno en Afganistán se aclararán pronto, agregando que los talibanes no quieren vivir aislados y piden relaciones pacíficas con la comunidad internacional.
Afirmó que tras dos décadas de la lucha armada contra las tropas extranjeras, lideradas por Estados Unidos, el grupo armado por fin alcanzó sus objetivos, es decir la “libertad” y la “independencia” de Afganistán. “No permitiremos que nadie use nuestras tierras para atacar a nadie, y no queremos dañar a otros”, subrayó.
Celebrando el fin de la invasión extranjera en Afganistán, Naeem aseveró que los talibanes no creían que las tropas foráneas buscarían repetir su fallida experiencia en el país centroasiático.
Talibán, añadió, está comprometido con la “seguridad de los ciudadanos y las misiones diplomáticas” y está “dispuesto a dialogar con todas las figuras afganas” para restaurar la paz en el país devastado por la guerra.
“Estamos listos para lidiar con las preocupaciones de la comunidad internacional a través del diálogo”, señaló, desde Catar, donde el grupo tiene una oficina política.
Los comentarios de Naeem se produjeron después de que Kabul cayera en cuestión de horas en manos de los talibanes sin ninguna resistencia de las fuerzas gubernamentales y el derramamiento de sangre.
El colapso en Afganistán ocurrió poco después de que las fuerzas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que invadieron Afganistán en 2001, comenzaran la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a los afganos.
Los expertos y observadores ven en la nula resistencia del Ejército afgano ante el avance de Talibán en casi todo el país, incluida Kabul, que el fugitivo mandatario afgano había empezado a entregar a los talibanes algunos distritos, para advertir de las consecuencias de la salida de EE.UU. de Afganistán y quizás seguir recibiendo el apoyo de Washington.
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