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domingo, 5 de diciembre de 2021

Turquía, miembro rebelde de OTAN, fabrica su caza TF-X con Rusia

Turquía informa de que colabora activamente con Rusia en el ámbito de defensa, incluso en el desarrollo del avión de combate TF-X, de fabricación nacional turca.

El jefe de la Industria de Defensa de Turquía, Ismail Demir, anunció el domingo que Ankara colaborará con Moscú en la última fase del desarrollo de su avión de combate TF-X y posiblemente la contribución rusa se centrará en la incorporación de sistemas de localización a la aeronave, agregó.

“En nuestras conversaciones con Rusia hay mucha disposición de colaborar. Incluyen cuestiones relacionadas con el desarrollo de los aviones de guerra nacionales [de Turquía]… Durante este proceso, es posible que se mantengan conversaciones con la parte rusa sobre sistemas de localización concretos”, indicó Demir en una entrevista con el diario local Milliyet.

En este sentido, el director del Servicio Federal de Cooperación Técnica Militar de Rusia, Dmitri Shugáev, declaró en agosto que Rusia y Turquía estaban celebrando consultas sobre cuestiones de cooperación en el ámbito del desarrollo del mencionado caza turco.

¿Cómo cala la cooperación en EEUU?

Turquía ha estado trabajando en su proyecto nacional de aviones de combate desde 2016. El desarrollo del caza TF-X se realizó al mismo tiempo que Ankara mantenía diálogos con EE.UU. por los aviones de combate F-35. El país euroasiático iba a recibir un centenar de los aviones norteamericanos, pero Washington excluyó a Turquía del programa, después de que comprara los sistemas rusos de defensa antimisiles S-400.

Moscú y Ankara firmaron en 2017 un acuerdo sobre la entrega de sistemas de defensa antimisiles S-400, lo que convirtió a Turquía en el primer miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en sellar un contrato con Rusia sobre la compra de sistemas de defensa antiaérea rusos.

Esta transacción entre Turquía y Rusia enfureció a Estados Unidos y la OTAN, por lo que el país norteamericano presentó una serie de proyectos de ley diseñados para presionar al Gobierno turco a fin de que cancelara la compra. Las medidas coercitivas incluían la eliminación de Turquía del programa de producción de los novedosos cazas F-35, a pesar de los costos adicionales para el programa y los contribuyentes estadounidenses.

No obstante, hasta el momento, Turquía no ha mostrado ninguna inclinación a dar marcha atrás en la compra del sistema e incluso el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunió con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a finales de septiembre para discutir cómo expandir la cooperación en defensa.

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