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jueves, 24 de febrero de 2022

¿Entrará México a una probable nueva Guerra Mundial?

A pesar de que nos burlemos en los memes, la probabilidad de una guerra que escale en intensidad y en número de países involucrados, es algo que nos preocupa (o debería) a los mexicanos (no lo niegues), sobre todo porque tenemos de vecinos ni más ni menos a uno de los países protagonistas en el actual conflicto en Medio Oriente. Además, una guerra a gran escala de destrucción masiva nos dejaría vulnerables (sobre todo por que las armas biológicas o nucleares no respetan las aduanas) dada nuestra cercanía. Eso, por no mencionar los lazos de todo tipo que nos unen con Estados Unidos (económicos, de amistad, de gente trabajando en ambos lados de la frontera, etc.)


Pero…¿qué tendría que pasar para que México formara parte de esta guerra que muchos alarmistas están sacando de su contexto real actual?

La película de 2018 Sicario 2: Soldado (protagonizada por Benicio del Toro) sugiere que los mercenarios mexicanos de la droga podrían ser un vehículo para que terroristas o fuerzas enemigas de Estados Unidos ingresaran desde México a su territorio a cometer atentados. Tras la lamentable masacre de la familia LeBarón el año pasado, el presidente Trump propuso catalogar a los cárteles mexicanos como terroristas. Por el momento (por la situación bélica con Irán), el asunto de esta designación está pendiente, pero si —esperemos que no— llegara a suceder algo como lo que la película presagia o como Trump apuesta que puede pasar (un atentado en tierra estadounidense coordinado por sicarios mexicanos y grupo terrorista o una potencia extranjera antagonista) México estaría en una situación complicada que podría dar entrada a incursiones extranjeras para combatir la amenaza. Es decir, la guerra estaría en casa.

La conexión Irán-México

Recientemente, la DEA dio a conocer que Qasem Soleimani —el recientemente asesinado comandante iraní cuya muerte desencadenó la actual crisis— estaba orquestado un complot en el que un sicario mexicano vinculado con Los Zetas, atentaría contra un embajador árabe en Washington. A cambio, Soleimani le daría parte del mercado del opio en Oriente Medio a esta organización criminal. Parece el guión de una película o de la segunda parte de la novela de El Complot Mongol, pero se trata de información oficial que data de muchos años atrás.

Un ataque directo

Aunque el presidente López Obrador asegure que el mejor camino es la vía pacífica (“no a la guerra, sí a la paz”), si alguna de las representaciones mexicanas en el extranjero —una embajada o consulado, un avión, etc. — fueran atacados o sufrieran un atentado mortal —tocamos madera—, México se vería presionado a declarar la guerra o adoptar una postura bélica frente a los países agresores. Sí, los abrazos no servirían de mucho, como los balazos —desafortunadamente—.

Los antecedentes de México en las guerras

En la Segunda Guerra mundial, México se vio obligado a entrar al conflicto de manera oficial, cuando uno de sus navíos petroleros fue hundido por un submarino alemán (según ellos, por error). Aunque claro, los amantes de las conspiraciones aseguran que fue un auto-atentado para que el presidente Ávila Camacho le declarara la guerra al llamado Eje (Japón, Italia y claro, Alemania) y cediera a las presiones estadounidenses. A pesar de ello, no se enviaron tropas mexicanas al campo de batalla (El escuadrón 201), sino hasta que ésta estaba casi finiquitada. Lo cierto es que además de Estados Unidos, México junto con Brasil fueron los únicos países latinoamericano en participar activamente en la guerra. Así que antecedentes bélicos, sí tenemos, no por nada el himno dice ‘mexicanos al grito de guerra’ y ‘un soldado en cada hijo te dio’.

La guerra diplomática

En su columna en un diario de circulación nacional, el analista político mexicano Gerardo Rodríguez, asegura que en el papel, el conflicto actual no representa una real amenaza de una tercera guerra mundial. Si bien China y Rusia tienen intereses económicos en la región donde se lleva a cabo el conflicto, es improbable que respalden militarmente a Irán. Si la guerra no escala proporcionalmente, son nulas las probabilidades de que México participe en el conflicto. Sin embargo, México sí puede ser presionado más que militarmente, por los hombres de corbata que controlan la economía y las relaciones internacionales. Es decir, es probable que el gobierno de AMLO se vea orillado a través de instancias diplomáticas a romper relaciones con Teherán o a votar a favor de boicots contra Irán. Y sí, eso es más grave que cuando bloqueas a alguien del Facebook.

México en el Consejo de Seguridad de la ONU

Según los analistas no es buen momento para que México se siente en una silla en ese selecto grupo (lo cuál podría pasar pronto). Este organismo puede tomar resoluciones extremas que sus miembros están obligadas a obedecer. Lo cierto es que pese a que el embajador mexicano ante la Organización de las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, ha declarado que a México le convendría ocupar ese espacio temporal que pronto estará vacante ( junto a potencias como Francia, Inglaterra y Rusia), evidentemente los aires de guerra que se respiran en la actualidad, harían que la neutralidad que nuestro país asegura que mantendrá, se vea comprometida. Es decir, al formar parte de ese grupo, México tendría que tomar decisiones que lo pondrían en el blanco de los enemigos de sus aliados. ¿No es esa una declaración tácita de guerra o al menos una postura más que clara? Por no mencionar la posición estratégica geográficamente hablando (y financiera en términos energéticos) de nuestro país en el continente, que nos hace susceptibles de tomar una postura sin ambigüedades.

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