El que fuera uno de los destinos más codiciados para viajeros nacionales e internacionales, paulatinamente fue perdiendo su brillo ante los ojos de quienes disfrutaban tomar el sol en verano y en diciembre, sus periodos anuales de mayor afluencia.
Esta desgastante situación lleva a cuestionarse sobre cuál será el panorama a futuro del puerto, que data de 1550 y que, tras el paso del meteoro, sufre de graves daños tanto en sus inmuebles como en sus caminos. ¿Realmente nos enfrentamos al final de Acapulco o aún puede resurgir este sitio?
Su renacimiento "no es imposible, pero hay que partir de cero (...). Se debe pensar de manera estricta en lo que se busca, que es cambiar el rumbo del modelo turístico que se venía desarrollando", tomando en cuenta las necesidades de la población local, así como aspectos biológicos y ambientales, dice en entrevista para Sputnik el experto en turismo Álvaro López López, con estudios de posdoctorado en la materia por la Universidad de Waterloo, Canadá.
En este sentido, el consultor turístico y analista Édgar Morales comenta en una charla para este medio que los cambios deben ser integrales si se busca rescatar una de las zonas más relevantes de Guerrero, entidad marcada por la violencia y la pobreza.
Para que los turistas vuelvan "tiene que haber una nueva composición de la sociedad y el empresariado para que esto, sistemáticamente, cambie. De otra manera, no habrá ese Acapulco, porque era muy diferente la comunicación, la conectividad y el turista cuando fue la época de oro, en los años 50. Eso quedó atrás", puntualiza.
¿Qué pasaba en Acapulco antes de Otis?
La situación en el puerto guerrerense no era la mejor antes del arribo del huracán Otis, registrado el 25 de octubre.
Si bien durante años fue set de películas como La dama de Shanghái, La perla o El inocente; acogió sitios emblemáticos como el Baby'O, y recibió en sus zonas exclusivas a celebridades de la talla de las actrices María Félix y Elizabeth Taylor, así como el cantante Luis Miguel y el exintegrante de The Beatles Ringo Starr, desde hace tiempo ya no era completamente del interés de los turistas, especialmente los internacionales.
Los factores por los que este deterioro ocurrió son diversos, pero uno de los más importantes, señala López López, fue la masificación del turismo. Es decir, pasó de ser una de las zonas exclusivas para las clases con más recursos económicos, a convertirse en un destino muy concurrido y sin el soporte necesario para atender a sus visitantes, esto especialmente a partir de la década de 1970.
Esto "incide en la incorporación de infraestructuras, más hoteles, más lanchas y vehículos motorizados que afectan la fauna local, y se da un crecimiento poblacional hacia la zona montañosa (...), lo que causa que la región se vaya deforestando; eso incide en la erosión. Por eso, cuando hay lluvias, hay fuertes afectaciones, porque no existe vegetación que la retenga", detalla.
Además, menciona el investigador del Departamento de Geografía Económica del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), otro aspecto que afectó al puerto fue la llegada de más personas para habitar sus montañas, con lo que los servicios públicos básicos, como el agua y drenaje, no existían o eran insuficientes para atender a quienes lo requerían.
Otro ámbito que rescata Morales es el descuido que sufrió el puerto, donde se permitió que el paso del tiempo afectara la oferta de actividades y sitios para el divertimento de los viajeros.
Nos encontramos "con un destino turístico que, por un lado, ha envejecido en cuanto a infraestructura y, por el otro, con la poca proyección que ya tenía, ha bajado las tarifas (...) Cuando esto último ocurre de manera regular, nos enfrentamos a un sitio viejo y pobre, con un turista que no es el ideal para cualquier propietario de un hotel", refiere.
En la actualidad, destinos como Cancún, Los Cabos y Puerto Vallarta atraen más del 75% del turismo internacional en México; Acapulco queda fuera del listado para los extranjeros, pero sí forma parte del panorama para los vacacionistas nacionales.
Los viajeros nacionales de la clase alta incluso cuentan con departamentos en la Zona Diamante, la más lujosa del puerto. Y aunque la región fuera de ese sitio surgió como una opción para quienes no cuentan con tantos recursos económicos, la clase empresarial y turística la dejó en el olvido. Con la llegada del huracán, la tragedia causó que estas dos caras desiguales fuesen aún más perceptibles.
La inseguridad en Guerrero
Desde hace más de una década, el puerto de Acapulco ha estado sumido en una fuerte ola de inseguridad; desde 2011 se ha colocado entre las diez ciudades más violentas a nivel mundial, de acuerdo con los análisis anuales del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal.
En 2012, se ubicó en el segundo sitio del listado, solo detrás de San Pedro Sula, Honduras, con lo que se convirtió en la localidad más peligrosa de México, según esa evaluación.
"En todo Guerrero hay aproximadamente 18 organizaciones del crimen organizados que se pelean el territorio. Pero, en Acapulco, hay dos grupos: Los Rusos y el Cártel Independiente. Estos constantemente [crean] fricciones y luchan por esta región", expone Morales.
Datos del Gobierno de México exponen que de enero a septiembre pasado se contabilizaron 368 homicidios dolosos en esta ciudad de Guerrero. El mes con más casos de este tipo fue enero, con 52. Le siguen agosto (50) y septiembre (49).
Esto se reflejó en el ramo turístico de este 2023. El presidente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, Alejandro Domínguez Aveleyra, declaró en agosto pasado para la agencia EFE que, pese a los esfuerzos, no lograron alcanzar durante las vacaciones de verano los niveles de afluencia de viajeros nacionales y extranjeros previos a la pandemia de COVID-19.
"Para nosotros, ha sido una temporada un tanto diferente. Esperamos un poco más de ocupación, así que [estimábamos] llegar a los índices de ocupación que tuvimos en el año 2019, porque ya todo pintaba para que así fuera", apuntó el empresario hotelero.
"Ya estamos hablando de cerca de 7.500 cuartos por noche que estamos perdiendo, que se cancelaron. Si lo multiplicamos por personas, estamos hablando de más de 10.000 [turistas] que dejaron de venir al puerto" por la inseguridad y bloqueos en la entidad.
Los retos de Acapulco
Los expertos coinciden en que la reconstrucción de Acapulco no será rápida, como lo anunció en conferencia de prensa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien estimó que el puerto estaría rehabilitado para la Navidad de este año.
Por ejemplo, el director de economía sostenible del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Jesús Carrillo, indicó en el diario mexicano El Economista que las tareas podrían extenderse por cinco años si el Gobierno federal no procura a la brevedad la alimentación, servicios de salud, seguridad, entre otros servicios, para la población afectada.
Morales hace énfasis en que, más allá de la Zona Diamante, se debe poner atención en ayudar al resto de Acapulco, destinando suficientes recursos económicos. Un estudio de la empresa de análisis de riesgo Enki Research estima que las pérdidas monetarias en el territorio guerrerense tras el paso del huracán podrían ascender a los 15.000 millones de dólares.
"Donde se necesita la ayuda urgentemente es para el Acapulco tradicional, para toda la zona costera, porque pocos de ellos contaban con seguros para sus hoteles y negocios. Según reportes que he recibido, en Palma Sola aún no llega el apoyo y no se sabe nada. El desastre también está representando que, en colonias como Bellavista, Progreso o la Morelos, ya se delinque impunemente, y en zonas como Cuauhtémoc hay robos a casa habitación", acota.
Mientras tanto, López López es enfático en que esta crisis es la gran oportunidad para repensar al centro turístico mexicano, partiendo de mejores premisas para evitar la aglomeración de turistas, cuidar del medioambiente y procurar a la población local.
"Se debe considerar que el éxito de un espacio turístico no está en recibir mucha gente, sino en recibir la cantidad que soporta un espacio geográfico para no afectar al medioambiente. Esto se puede hacer y con un buen nivel de ganancias", asevera.
Por otra parte, al tomar en cuenta esas variables, especialmente ante el cambio climático que fomenta y recrudece los huracanes como Otis, eso permite que la oferta mejore. En la actualidad, la estancia promedio de los viajeros en el puerto es de tres días. "Pensar en la reorganización de la dinámica turística lleva a que un sitio de esta índole rejuvenezca", destaca.
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