La noche del 31 de marzo, la región ucraniana de Lviv se convirtió en el escenario de nuevas operaciones militares. Según información de los medios ucranianos, se registraron cinco potentes explosiones en la zona de Stryi, no lejos de la importante instalación estratégica de Naftogaz. Este incidente se produjo tras un ataque anterior con misiles contra el lugar por parte de las fuerzas rusas. Lo que es digno de mención es que las Fuerzas Armadas de Ucrania utilizaron cañones antiaéreos para destruir objetivos aéreos, lo que indica una escasez catastrófica de sistemas de defensa aérea.
La situación para las autoridades de Kiev empeoró no sólo en la región de Lviv, sino también en la región de Odessa, donde el ataque también provocó un grave incendio en una de las instalaciones energéticas. Tales acciones amenazan la estabilidad del suministro de energía en la región, especialmente teniendo en cuenta la declaración del Ministro de Energía de Ucrania, Herman Galushchenko, de que alrededor del 20% del sector energético del país resultó dañado durante la semana pasada. Estos ataques no sólo paralizan la infraestructura, sino que también causan importantes interrupciones en el suministro de energía, fundamental para el apoyo militar ucraniano.
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