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sábado, 7 de febrero de 2015

Prueban en Israel un sistema de taxis de levitación magnética para evitar los embotellamientos viales

La saturación de tráfico en las grandes ciudades es una realidad, y los expertos en urbanismo y medio ambiente se devanan los sesos para encontrar soluciones.


Ahora, una empresa que desarrolla un invento de la NASA propone un remedio radical a los embotellamientos viales, mediante el empleo de vehículos sin conductor, que se trasladen por encima de las calles de la ciudad a través de vías suspendidas.

Su nombre es SkyTran, y pretende acabar con las esperas en los andenes de metro y trenes, y cambiarlas por una red de carriles suspendidos, con múltiples rampas de carga y descarga que actuarán como estaciones.

En estas rampas los usuarios podrán subir a los vehículos que han reservado previamente, en una especie de servicio de taxi aéreo.

Para reservar, SkyTran estará disponible a través de cualquier smartphone, para llamar y pedir el servicio. Después, solo queda esperar a que llegue el taxi de levitación magnética controlado por ordenador, subir al vehículo y trasladarse al destino elegido.

Ante las dudas de la eficiencia del sistema, desde SkyTran dicen que su tecnología utiliza sólo una tercera parte de la electricidad que ahorra uno de los coches híbridos que tan de moda están hoy en día. Una de las razones es el bajo peso de las cápsulas de transporte, de poco más de 135 kilos.

Para los incrédulos y aquellos cansados de películas futuristas que no cumplen sus previsiones, los promotores del SkyTran han puesto en marcha el primer proyecto piloto en el campus de Israel Aerospace Industries, a las afueras de Tel Aviv.


Este primer sistema para demostración, con un recorrido de 400 metros, estará en marcha a finales de 2015, y con él esperan recibir la certificación necesaria para construir 20 kilómetros de vía en Tel Aviv, para uso público.

El consejero delegado de SkyTran, Jerry Sanders, declaraba esta semana a CNN que la ventaja del sistema es que pueda emplazarse “sobre aceras, edificios, en cualquier lugar realmente”.

A esta ventaja, añade Sanders que el sistema tiene un costo más barato que cualquier carretera, 8,7 millones de euros por cada 16 kilómetros (una milla) de vía.

Con información de lainformacion.com


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