Helicópteros rusos aplastan convoy de las fuerzas de Wagner

Helicópteros del Ejército ruso han atacado un convoy de las fuerzas del grupo paramilitar Wagner en la ciudad de Vorónezh, ubicada en el oeste de Rusia.

Según los informes, los helicópteros de combate rusos impidieron este sábado, con su intenso fuego, el avance de los militantes en la autopista M4, en las afueras de dicha ciudad.

En otro vídeo, se ve cómo un helicóptero Ka-52 del Ejército ruso logra desviar un misil antiaéreo Wagner en Vorónezh, a unas 300 millas de Moscú, la capital.

Wagner decide volver a Ucrania

Entretanto, el líder del grupo paramilitar, Yevgueni Prigozhin, ha informado que dio la vuelta a sus columnas y que volverán a los campamentos de campaña, en el marco de un acuerdo negociado con el presidente de Bielorrusia, Alexánder Lukahenko, para detener el despliegue de sus combatientes en el territorio ruso.

Según ha confirmado la oficina de prensa del mandatario bielorruso, como resultado de las negociaciones que duraron todo el día, el grupo ha aceptado tomar medidas para rebajar las tensiones.

“Por el momento, está sobre la mesa una forma absolutamente favorable y aceptable de resolver la situación, con garantías de seguridad para los combatientes del grupo Wagner”, se lee en el comunicado de la parte bielorrusa.

Más temprano, Prigozhin aseguró en un mensaje que la ciudad de Rostov del Don, ubicada en el suroeste de Rusia, quedó bajo el control de Wagner y lo declaró como venganza por el ataque del viernes del Ejército de Rusia a una de sus bases en el territorio ruso, que causó el asesinato de un “gran número” de sus miembros activos; aunque el Ministerio de Defensa ruso lo negó fuertemente.

Luego, los paramilitares cruzaron la frontera rusa y entraron en la región de Rostov del Don, en el sur del país euroasiático.Posteriormente, los medios rusos informaron que las fuerzas de seguridad rusas ingresaron al cuartel general de la milicia Wagner en San Petersburgo, lo que indicaba que la operación de búsqueda de los golpistas ha comenzado en Rusia.

El presidente ruso, Vladímir Putin, catalogó las acciones de Prigozhin de un “motín militar” y aseguró que cualquier revuelta es “una amenaza mortal”.

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