En la última semana, alrededor de dos docenas de militares estadounidenses resultaron heridos en una serie de ataques con aviones no tripulados contra bases estadounidenses en Irak y Siria. Así lo informó el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) en una entrevista con NBC News.
Aunque el Pentágono confirmó los ataques la semana pasada, aún no se ha revelado el número exacto de militares estadounidenses heridos.
Veinte estadounidenses sufrieron heridas leves el 18 de octubre cuando al menos dos drones de ataque fueron lanzados contra la base militar de al-Tanf, en el sur de Siria. Uno de los drones fue derribado. Todos los heridos regresaron a sus puestos de trabajo y la base no sufrió daños.
El mismo día, otros cuatro soldados estadounidenses resultaron heridos en dos ataques separados con aviones no tripulados contra la base de al-Assad en el oeste de Irak. El ejército estadounidense derribó los drones de ataque, pero los restos de uno de ellos destruyeron un hangar en el que se encontraban avionetas. Todos los heridos también regresaron al servicio.
También se informó que un contratista civil estadounidense murió debido a un ataque cardíaco durante la evacuación, pero no ocurrió durante uno de los ataques con aviones no tripulados.
El general de brigada Pat Ryder, portavoz del Pentágono, dijo que ha habido al menos 10 ataques contra posiciones estadounidenses y de la coalición en Irak en la última semana, y tres más en Siria con aviones no tripulados y misiles. El general subrayó que los grupos que llevan a cabo los ataques cuentan con el apoyo de Irán y su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
"Estamos viendo la posibilidad de una escalada mayor contra las tropas y el personal estadounidense en la región por parte de las fuerzas iraníes a favor del oxígeno", dijo Ryder.
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