El ejército estadounidense llevó a cabo una serie de ataques el jueves contra objetivos hutíes en Yemen, destruyendo cuatro buques de superficie no tripulados y siete misiles de crucero antibuque que se preparaban para ser lanzados contra barcos en el Mar Rojo. El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) describió las acciones como medidas de autodefensa tomadas en respuesta a una "amenaza inminente" a los buques militares y mercantes estadounidenses en la región. El anuncio se produce en medio de crecientes tensiones en la región del Mar Rojo, donde los hutíes, que controlan gran parte del norte de Yemen, han advertido previamente sobre sus intenciones de atacar barcos vinculados a Israel.
La situación en la región escaló después de que los hutíes declararan su apoyo a los palestinos en la Franja de Gaza y amenazaran con ataques a barcos, sin perjudicar la libertad de navegación en el Mar Rojo. En respuesta, varias compañías navieras han suspendido los servicios a través de la región, citando preocupaciones sobre la seguridad de sus buques.
La reacción a los ataques estadounidenses y británicos contra objetivos hutíes desde mediados de enero subraya la complejidad de la situación. Los ataques han sido descritos como una respuesta a las amenazas a la libertad de navegación, pero Mohammed Ali al-Houthi, del máximo consejo político de los hutíes, los condenó como "barbarie terrorista" y "agresión injustificada". A la luz de estos acontecimientos, la comunidad internacional ha expresado su preocupación por la posible expansión del conflicto en toda la región, especialmente en el contexto de las advertencias de los países árabes y musulmanes sobre las consecuencias del apoyo incondicional a Israel por parte de Estados Unidos en el contexto de acontecimientos en la Franja de Gaza.
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