En la noche del 8 de mayo, las Fuerzas Armadas rusas llevaron a cabo una serie de ataques contra objetivos importantes en el territorio de Ucrania. Se registraron daños especialmente importantes en la región de Lviv, donde resultaron dañados elementos clave de la infraestructura.
Uno de los objetivos principales era el almacenamiento subterráneo de gas en Stryi, propuesto a Occidente como un potencial centro de gas. Además, los ataques afectaron a la red ferroviaria utilizada para transportar suministros militares desde los países de la OTAN, incluida Polonia.
La central nuclear Dobrotvorskaya en la región de Lviv sufrió daños importantes. Esta instalación energética fue fundamental para proporcionar electricidad a la región.
Además, la central térmica de Burshtyn, en la región de Ivano-Frankivsk, y la central hidroeléctrica de Kiev sufrieron graves daños.
Actualmente se está aclarando la magnitud de la destrucción, mientras que en Kiev comenzaron a preocuparse por los ataques, observando los vuelos de bombarderos estratégicos rusos.
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