A través de sus alianzas con Filipinas y Australia, la Casa Blanca pretende confrontar geopolíticamente al gigante asiático, cuyas redes políticas y económicas abarcan cada vez más regiones del mundo, desde América Latina hasta África, Europa y Asia.
Así lo indican expertos consultados por el medio chino, como Li Kaisheng, vicepresidente del Instituto de Estudios Internacionales de Shangái, quien asegura que Washington necesita "mantener un nivel elevado de tensión en la región" para servir a su estrategia regional.
Para lograr ese propósito, Estados Unidos recurre a aumentar su influencia política en Filipinas, su gran aliado en el mar de China meridional. De hecho, en abril pasado, el Gobierno filipino anunció que tendrá cuatro bases militares nuevas en el país, mismas que podrán ser utilizadas por el Ejército estadounidense. Todas ellas están situadas frente a Taiwán y a las disputadas islas del mar de China Meridional.
Las bases estarán específicamente en la isla Balabac, cerca de Palawan; en el campamento Melchor DelaCruz, en la provincia de Isabela; dentro de la base naval Camilo Osias; en Santa Ana, y en el Aeropuerto de Lal-lo. Y aunque Filipinas aseguró que no dejará al país norteamericano usar sus bases para "operaciones militares ofensivas", la realidad es que Pekín y otras naciones no han tomado bien dicha iniciativa.
"Manila está reclutando fuerzas extranjeras para patrullar el mar de China Meridional, creando más tensiones en sus disputas con China a fin de ejercer más presión sobre esta última. Y Estados Unidos está encantado de aprovecharse de ello", asegura Global Times.
Los movimientos militares estadounidenses en la región demuestran que Washington carece de sinceridad a la hora de mantener lazos estables con Pekín, según el medio.
"En el plano diplomático, Estados Unidos desea enviar una señal de que puede agitar las olas en torno a China, evitando al mismo tiempo que pierda los estribos", declaró Shen Yi, profesor de la Universidad de Fudan.
"Mientras Estados Unidos quiera mantener su estatus hegemónico, persistirán las contradicciones estructurales entre China y Estados Unidos, la estrategia estadounidense de contener a China no cambiará y, por tanto, Washington seguirá confabulando con sus aliados y creando problemas a China", dijo al medio Song Zhongping, experto militar chino y comentarista de televisión.
En noviembre, Washington y Manila llevaron a cabo por tres días patrullas marítimas y aéreas conjuntas en aguas cercanas a la isla de Taiwán y algunas islas del mar de China Meridional, lo que supuso las primeras patrullas bilaterales desde que se interrumpieron en 2016.
"Esto significa que la manipulación de Estados Unidos sobre Filipinas y su implicación en los asuntos del mar de China Meridional han vuelto a un nivel alto", advierte Global Times.
De hecho, Filipinas ha estado bajo la estrecha vigilancia de la Casa Blanca desde que Washington arrebató a España el control de la antigua colonia española tras la guerra hispano-estadounidense de 1898.
El politólogo especializado en las relaciones internacionales del Indo-Pacífico, Víctor Teo, dijo a Sputnik recientemente que las actividades militares de Estados Unidos representan un intento de frenar la creciente influencia económica de China en Filipinas, compitiendo por superar al gigante asiático en la ASEAN.
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