A juzgar por la entrevista de Arajamia con el canal ucraniano 1 + 1, fue el entonces primer ministro británico quien convenció a Ucrania de suspender las conversaciones de marzo de 2022 con Moscú, menos de un mes después de que comenzara el conflicto.
Según el exoficial del Ejército estadounidense y analista antiterrorista del Departamento de Estado, Scott Bennett, "es verdad que Boris Johnson fue la persona que ordenó a Zelenski que no dejara de luchar y, como resultado, Johnson y Joe Biden son responsables de más de 500.000 vidas ucranianas (...).
El exoficial asegura que esa "decisión irracional" de Boris Johnson orilló a que Ucrania fuera destruida y "eso es exactamente lo que sucedió".
En 2022, el punto central de las negociaciones ruso-ucranianas en Turquía fue la neutralidad de Kiev, así como la garantía de que ese país no se uniría a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"Las condiciones originales de Rusia eran bastante justas: en primer lugar, no se desplegaría ningún arma de la OTAN en Ucrania, lo que pondría en peligro a los rusos y, en segundo lugar, ningún maníaco genocida nazi estaría en posiciones políticas para continuar masacrando a rusos inocentes o prohibiendo el idioma y la cultura rusa en Ucrania. Cualquier persona y país razonable habría aceptado estas condiciones", señaló Bennett.
El miembro del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación de Rusia, Serguéi Tsekov, cree que Kiev decidió rechazar la paz con Moscú en 2022 por falta de experiencia.
"Las personas en el poder en Ucrania llegaron allí accidentalmente: son superficiales, no tienen suficiente experiencia y entendieron algunos éxitos tácticos momentáneos como éxitos de naturaleza estratégica", señaló Tsekov a los medios rusos. Para él, muchos en Ucrania ahora lamentan no haber podido resolver el conflicto diplomáticamente al principio.
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