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martes, 21 de noviembre de 2023

Revelan imágenes del caza ultrasecreto del futuro de los EEUU

Lockheed Martin ha revelado nuevas imágenes de su caza NGAD, un programa altamente secreto de las Fuerzas Aéreas de los EEUU que pretende revolucionar el combate aéreo del futuro


La compañía norteamericana Lockheed Martin acaba de presentar una nueva imagen de su avión NGAD (‘dominio aéreo de nueva generación’ en sus siglas en inglés). Un nuevo caza de sexta generación con el que EEUU aspira a dominar el combate aéreo y a la vez cambiar radicalmente la manera en que se desarrollan y producen estas aeronaves de vanguardia.

Las nuevas imágenes son en realidad para promocionar el avión cisterna LMXT en el que está trabajando Lockheed. Sin embargo, en segundo plano se puede ver al NGAD repostando en pleno vuelo. Según apunta The Drive, mostrar las nuevas imágenes del NGAD como complemento del LMXT permite a Lockheed Martin seguir manteniendo la atención en este nuevo caza mientras evita hábilmente hacer una referencia más explícita a un programa altamente secreto.

A pesar de este secretismo que rodea el proyecto NGAD, sí sabemos de él algunas cosas. El diseño del NGAD se aleja del de los cazas de combate tradicionales y se asemeja más a un avión invisible de gran alcance, una especie de bombardero B-21 a menor escala. El antiguo comandante del Comando de Combate Aéreo norteamericano, el General Herbert "Hawk" Carlisle, ya dijo en 2017 que el NGAD podría ser un "avión de combate de penetración", con gran alcance y más difícil de detectar por el radar que los modelos anteriores.


Estos aviones controlarán enjambres de drones de combate desechables y dispondrán de armas de alta energía capaces de derribar misiles aire-aire y tierra-aire para defenderse de ataques enemigos.

Un cambio radical en la forma de producción

El ejército de los EEUU busca tener la capacidad de producir un nuevo modelo de avión de combate operativo cada diez o quince años, algo inaudito desde mediados del siglo XX, cuando estas máquinas eran infinitamente menos complicadas que las actuales. La manera de producirlos será muy similar a como Apple construye sus MacBooks, iterando nuevas versiones con nuevas capacidades tecnológicas en el que todas las piezas son modulares.


Tanto los aviones de quinta generación F-22 Raptor como los F-35 Lightning II pasaron por procesos diferentes en los que se construían varios prototipos secretos de diferentes conceptos antes de elegir el camino definitivo. En el caso del F-35, por ejemplo, el avión empezó a tomar forma en 2001 después de una competición de muchos años entre el Lockheed Martin X-35 y el Boeing X-32. Esto alargó innecesariamente su desarrollo, disparando los costes y los tiempos de ejecución antes de que se empezaran a fabricar y validar los aviones.

Ahora quieren saltarse a estos ‘aviones X’ experimentales para desarrollar una base que sirva para tener el primer avión de nueva generación en 2030 y, después, sacar nuevos cazas cada 10 o 15 años. El caza de sexta generación tendrá un coste inicial más caro pero, según la fuerza aérea norteamericana, su diseño permitirá que las siguientes generaciones sean mucho más baratas. Su filosofía modular, afirman, permitirá cambiar bloques de hardware y software para tener nuevas generaciones siempre con la última tecnología, ‘tuneados’ para adaptarse a unas condiciones tácticas y estratégicas que están cambiando a un ritmo nunca visto en la historia bélica del planeta.


Con ese ritmo de desarrollo y despliegue, los nuevos aviones del futuro americano tendrán vidas más cortas que los actuales, algo que también contribuirá a reducir el coste operativo de los programas. El F-35 tiene una vida operativa estimada de unas cinco décadas pero los NGAD sólo durarán de 12 a 15 años, un proceso que probablemente se acelerará aún más cuando se eliminen totalmente los pilotos humanos de la ecuación (uno de los objetivos de los jerifaltes norteamericanos por mucho que resistan los Maverick de turno). Tampoco construirán muchas unidades de cada modelo. Según apuntó en su momento el ex-director de adquisiciones de la fuerza aérea norteamericana, Will Roper, podrían fabricar de 50 a 100 unidades de cada nuevo modelo, en comparación con las 186 unidades de F-22 o los casi 2.500 de F-35.


Otro de los grandes cambios de este nuevo proceso de desarrollo está en los propios contratos por los que las compañías de defensa tendrán que luchar. Ahora se dividirán en tres —diseño, producción y mantenimiento— y, según la USAF, permitirá que compañías más pequeñas puedan competir. Por ejemplo, Raytheon no tiene la capacidad de producción de Boeing o Lockheed Martin, pero ahora podrá competir para conseguir el contrato de diseño del nuevo caza y los siguientes. Es una estrategia que, sobre el papel, parece que puede funcionar mejor que los últimos programas. Tanto el F-22 y el F-35 —de Lockheed Martin— son aviones excesivamente caros que quizás podrían haberse beneficiado de esta filosofía.

Por el momento, la fuerza aérea americana ya ha probado un prototipo secreto del NGAD que “ha roto un montón de récords” establecidos por aviones como el F-22. Es más que probable que —a juzgar por la formidable capacidad del F-22 y en menor medida del F-35— el NGAD cumpla plenamente con sus nuevos objetivos operacionales. En 2030 lo sabremos pero habrá que esperar un par de décadas más para ver si este cambio radical de filosofía de desarrollo y construcción modular tiene el efecto esperado en sus cazas del futuro.

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