Los 16 años de esfuerzos de la Marina de Estados Unidos para dotar a sus naves más avanzadas con megapotentes cañones de rieles, o cañones electromagnéticos, parecen darse por terminados, indica el portal The Drive remitiéndose a la solicitud presupuestaria de defensa para el año fiscal 2022.
La Armada no incluyó en su solicitud el presupuesto de nuevos gastos para el proyecto, en el que ya se emplearon unos 500 millones de dólares y que promete lanzar proyectiles a velocidades hipersónicas.
La Armada no incluyó en su solicitud el presupuesto de nuevos gastos para el proyecto, en el que ya se emplearon unos 500 millones de dólares y que promete lanzar proyectiles a velocidades hipersónicas.
El arma, cuyo prototipo fue probado exitosamente varias veces, cayó víctima de otros misiles más potentes y de mucho mayor alcance, capaces de atacar objetivos en tierra a enormes distancias, a diferencia de los 100-200 kilómetros de alcance que aporta esta tecnología, parte de la cual será reutilizada en armas ya existentes.
Los cañones de riel electromagnéticos observan grandes diferencias con los cañones y obuses convencionales, puesto que no usan pólvora ni municiones con explosivos y lanza proyectiles que destruyen sus blancos con fuerza cinética, es decir, por impacto directo, gracias a su enorme impulso electromagnético.
El arma acelera un proyectil conductor de electricidad entre dos guías (rieles) de metal usando la llamada 'fuerza de Lorentz'. El campo electromagnético generado entre estas dos guías confiere al proyectil una velocidad inédita.
Este tipo de cañón, ya desarrollado por la marina de guerra estadounidense, es capaz de lanzar proyectiles a una velocidad que ronda los Mach 6 (7.200 km/h) y atravesar hasta siete placas de acero.
No obstante estas ventajas, la Armada de EE.UU. dispone solo de tres buques en los que podría instalar estas armas, tres destructores de clase Zumwalt. Otros buques de guerra con capacidad para albergar cañones de riel no aparecerán hasta finales de la década de 2020, cuando la Armada comience la construcción de sus destructores DDG (X) de próxima generación.
El problema de este diseño electromagnético, al igual que en proyectos análogos de Rusia o China, es que requiere de una enorme cantidad de energía para funcionar: más de 25 megavatios para cada disparo. Otro problema es que cuanto mayor sea la distancia con el objetivo, más débil será el impacto, puesto que el proyectil va perdiendo su energía cinética debido a la resistencia del aire.
Otra desventaja del arma es que su relativamente corto alcance, en comparación con el de los misiles, expone a una nave equipada con cañón electromagnético al alcance de diversos misiles chinos o rusos, "incluido el misil balístico antibuque DF-21D de China", detalla el portal Popular Mechanics.
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