"Le dije [a Biden] que no deberían esperar que Turquía diera un paso diferente en los problemas del F-35 y S-400. Les pedimos el sistema de defensa aérea Patriot, pero no quisieron. Por el contrario, incluso retiraron los que estaban estacionados en nuestras bases. ¿Qué podíamos hacer? Resolvimos este problema por nuestra cuenta", afirmó Erdogan a los periodistas.
La decisión de Ankara llevó a Washington a expulsar a Turquía del programa de los cazas de quinta generación F-35 y a sancionar a una entidad que coordina el sector de Defensa de Turquía.
Durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) llevada a cabo en Bruselas el pasado 14 de junio, ambos mandatarios sostuvieron un encuentro en el que trataron diversos temas de interés mutuo. En particular, acordaron que Turquía se hará cargo de la seguridad en el aeropuerto de Kabul mientras EEUU retira las tropas de Afganistán.
No obstante, los dos líderes no pudieron resolver una disputa de larga data que ha tensado los lazos entre los dos aliados: la adquisición de los sistemas antiaéreos S-400 de fabricación rusa por parte de Ankara. Así lo confirmó también el asesor de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullivan.
Estados Unidos ha pasado años presionando a su aliado de la OTAN para que no compre el sistema de misiles de fabricación rusa, alegando que representa una amenaza para la alianza y que es incompatible con el equipo de la alianza.
Turquía y Rusia firmaron un acuerdo de 2.500 millones a finales de 2017 para la entrega de cuatro baterías móviles antimisiles y de defensa aérea S-400. Las entregas del sistema comenzaron en 2019. Desde entonces, Turquía ha indicado que le gustaría comprar más S-400.
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