En un informe publicado este viernes en el sitio web South Front hay unas fotografías capturadas por satélite en las que se pueden ver tres sistemas de defensa aérea de corto alcance Pantsir-S1, instalados en una base del Ejército sirio, situada cerca de la ciudad de Masyaf en la provincia de Hama (centro-oeste).
Anteriormente, en esta base estratégica se habían desplegado los sistemas antiaéreos rusos S-300 y S-400 para responder a cualquier agresión en contra del territorio sirio, especialmente, por parte del régimen de Israel.
Las imágenes satelitales también revelan un radar de baja altitud, modelo 48Ya6-K1 Podlet K1, en la base de Masyaf. De acuerdo con el medio, este radar tridimensional proporciona cobertura en un rango de entre 200 y 300 kilómetros.
El presidente sirio, Bashar al-Asad, indicó el pasado jueves que su Gobierno había implementado un plan, con la cooperación del Ministerio de Defensa de Rusia, para modernizar el Ejército del país árabe.
Desde el comienzo de la crisis siria en 2011, Rusia ha prestado todo tipo de apoyo al Gobierno sirio. En marzo de 2015, Moscú comenzó, a solicitud de Damasco, una intensa campaña aérea contra las posiciones de los grupos terroristas, como Daesh o la banda extremista Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham), rama de Al-Qaeda en Siria.
A finales de diciembre de 2017, el Ejército ruso estableció un contingente militar permanente en la base aérea de Hmeimim, en la provincia siria de Latakia, y una base naval en el puerto de Tartus, en la provincia homónima, desde donde lleva a cabo muchas operaciones contra las agrupaciones extremistas.
El Gobierno de Damasco ha defendido repetidamente la presencia militar de Rusia en su país, calificando de “esencial” su rol en la lucha contra el terrorismo y en lograr un equilibrio internacional.
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